lunes, 26 de agosto de 2019

Ingrid Gómez: “La muerte de mi hermano Edwin, aunque suene cruel, me hizo mucho bien”
Para que la comunicadora y productora de televisión Ingrid Gómez, hoy pueda hablar sin dolor sobre la muerte de su hermano Edwin Gómez, sin lágrimas en sus ojos y sin ese nudo en la garganta que le quebraba la voz, tuvo que pasar por un proceso doloroso, el que conllevó desde terribles ataques de pánico hasta la ruptura de su familia.

Edwin Gómez personificó en carne y hueso las palabras que hoy están en bocas de todos los “influencers” y “emprendedores”.

Con apenas 24 años ya era el presidente de la agencia de viajes Desde El Medio Tour, empresa que instituyó las excursiones “Europa en jeans” y “El carnaval vegano”.
Comenzó a escribir a los 17 años la columna “Desde el medio” en la revista Listín 2000, que publicaba LISTÍN DIARIO. Con el mismo nombre produjo un programa de televisión en Mango TV y la agencia de viajes.

Para Ingrid su hermano era su gran soporte y para su familia significó el equilibrio.
Así lo define al recorrer todo el proceso que padeció desde ese fatídico domingo 26 de diciembre del 1999, cuando su hermano sufrió dos accidentes de tránsito en menos de una hora, y lamentablemente, no sobrevivió al segundo.

“No es porque se haya ido ni porque sea mi hermano, pero hay vidas que te marcan más que otras, y él era el que equilibraba mi hogar. Traía la paz y manejaba las crisis de una manera impresionante”, recuerda.
Después de la muerte de su hermano, Ingrid se casó, vivió un tiempo en Puerto Rico. Luego regresó al país y siguió en la TV y la radio en donde tiene su espacio “Mujeres al borde”. También es una influencer de redes sociales y coach.
Un golpe duro
Después de 19 años de su partida, es que la comunicadora, madre de tres hijos, observa que la muerte de su hermano, aunque le provocó un inmeso dolor y un desequilibrio familiar, a su vida le hizo mucho bien.

“Sin duda alguna la muerte de Edwin, aunque suene cruel, me hizo mucho bien; fue un golpe duro que me hizo mucho bien, porque yo vivía una vida muy bonita.
Pensaba que lo más doloroso que podía haber pasado era un divorcio. Creía que las desgracias eran para otras personas y aunque ese dolor me marcó tan fuerte en la misma medida me obligó a crecer, a cambiar, a mirarme por dentro y a ser mejor persona”.

Reconoce que antes de la muerte de su hermano era una mujer egoncéntrica, consentida y hasta un poco arrogante.

Y es que tras la partida de su pariente Ingrid tuvo que lidiar con unos padres que no sabían cómo manejar el duelo y una empresa, a la que quiso cargar en sus hombros, para demostrarse que podía trabajar tal y cual lo hacía su hermano, y así este se sintiera orgulloso.

Recuerda que a dos meses del accidente se encontraba muy concentrada trabajando con 50 autobuses en el carnaval vegano, sin dejar que el dolor alcanzara su alma y sin imaginar que luego eso se traduciría en terribles ataques de pánico.

“Fue muy extraño porque mi duelo no siguió los pasos que debió seguir para que fuera más sanador, sino que yo me quedé en la etapa de la negación. Cuando Edwin muere mi actitud es que todo tiene que seguir tal y cual él lo dejó, y así él estuviera orgulloso de mí, además tenía que estar fuerte para papi y mami. Y entre el proceso de trabajar todo el día y lidiar con mis padres, yo no tocaba llegar al dolor”, recuerda.

Fue entonces que una noche soñó con él, y se sintió muy feliz de poder volver a verlo, hasta que despertó y recordó que solo era un sueño.
Su reacción fue llorar desconsoladamente hasta el amanecer.

“Por primera vez toqué el dolor de lo que había perdido, de lo que había significado, que ya no iba a regresar y que él no estaba de viaje, sino que se había muerto. Ahí conecté con el dolor y fue tan fuerte, que empecé a sufrir ataques de pánico que fueron terroríficos, porque sentía que me desconectaba de la vida y que me iba a morir”.

Además de su dolor, la comunicadora vio cómo su madre se encerró en un duelo, y dejó su vida a un lado, y su padre, quien no entendía ni sabía manejar la situación, terminó marchándose de la casa.

A casi 20 años de su partida, Ingrid se recuperó plenamente y sanó su dolor, pero en estos momentos ha sentido la falta de su hermano como nunca, ya que su madre padece cáncer y su padre Alzheimer.
Ingrid Gómez y su hermano Edwin Gómez, en la última sesión de fotos que se hicieron para una revista.  
EL ACCIDENTE
26 de diciembre
Ingrid recuerda cada instante de ese domingo 26 de diciembre de 1999. Llegando a Santo Domingo, en el kilómetro 28 de la autopista Duarte, un autobús impactó por detrás el vehículo en el que viajaban ella, su hermano y dos primos, provocando que salieran del camino. Todos resultaron ilesos de un accidente en el que pudieron haber fallecidos.

“Ese día creí que moriría pero cuando me percaté que todos estábamos bien, lo primero que vi fue a Edwin dando gracias a Dios y alabándolo porque todos estábamos bien”.
Luego que fueron rescatados, Edwin, quien tuvo una actitud de colaboración toda su vida, se acercó a la policía para pedirle que ubicaran una señal más llamativa, y así evitar otro accidente.


En ese instante otro autobús chocó de nuevo al vehículo rescatado e impactando a 4 personas, incluyendo a Edwin, quien fallece al llegar a una clínica a Santo Domingo.  (Ynmaculada Cruz Hierro-Listín Diario)

4 comentarios:

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NIURKA BAEZ,
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