¡SIGANME LOS BUENOS!

En este mes de abril, en el 1965, en plena efervescencia de la revolución constitucionalista, me inicié en la comunicación.

En medio del sonido y el zumbido de los tiros, los cañoneos, los bombardeos y la metralla, al fragor de la guerra.

Con todas las emisoras de radio silenciadas, con excepción de la radio Constitucionalista, y Radio San Isidro, que eran las únicas que estaban en el aire.

La ocurrencia de sacar una emisora de radio, para entretener al barrio…

¿No? Pues sí…

Un técnico de la televisora Rahintel (hoy Antena 7) nos construyó un transmisor pequeño, del tamaño de un radio Telefunken o Philip, de los que se usaban en los hogares en esos tiempos.

Con ese equipo, conectado en el techo a una antena de carro, transmitíamos para todo el vecindario (embuste, sólo abarcábamos  4 cuadras).

La vecindad estaba feliz…oyendo la música que poníamos, en plena revolución, con un confinamiento peor que el de ahora, porque si te encontraban en la calle, te quitaban dándote un tiro…

El que no vivió la revolución en la capital en el 1965, se puede tomar el chance de salir a la calle y desafiar a la guardia y a la policía, como ahora hacen...

Pero bueno, lo que les quiero decir es que en este mismo mes, hace 55 años, y a orgullo lo asumo, empecé yo a hacer radio, en una emisora pirata, artesanal, pero que le daba vida al barrio, poniendo música.

El único problema que confrontamos fue que cuando la OEA se instaló en los equipos  de Radio HIN, como La Voz de la OEA, cada vez que salía al aire nos sacaba a nosotros de frecuencia…Imagínense, el transmisor de un monstruo con 5 kilos, y nosotros al lado, con una emisora de patio, con apenas algunos vatios, no  kilos.

Pero ahí seguimos, dándole música al barrio…

Hasta que en una noche lluviosa y turbulenta, cayó un rayo, y a través de la antenita del techo, se incendió el equipo, y todos salimos huyendo, porque se iba a quemar la casa.

Hasta ahí llegó el invento de nuestra emisora de radio, con la cual nos iniciamos, y luego seguimos, por aquella frase indomable de El Chapulín Colorado de ¡Síganme los buenos!…Dije ¡síganme!… no ¡síngame!…Quede claro, ¡pájaros!