miércoles, 8 de abril de 2020

¿Y AQUÍ? ¿AMUCABA NO VA A PEDIR BONOS PARA LOS MUSICOS Y ARTISTAS QUE ESTÁN PASANDO EL NIAGARA EN BICICLETA?


Hasta que sucedió: tuvieron que pasar varias semanas para que las autoridades peruanas hablaran sobre el sector cultural, una de las tantas industrias afectadas por el coronavirus. Y aunque lo dicho fue tibio, queda la esperanza de que pronto se empiecen a ver las ayudas económicas para los gestores independientes y para las asociaciones que han tenido que poner freno a las actividades que les daban de comer.

Aun así, es preocupante que ni las señales más evidentes –como el cierre del emblemático Museo del Prado por primera vez en 80 años, que Broadway apagara sus luces como no lo hacía desde el 11/9, o que los trabajos para recuperar la catedral de Notre Dame se suspendieran– hayan motivado una acción rápida por parte de las autoridades nacionales encargadas del bienestar de las artes. De hecho, hace poco recién se publicó una encuesta on line para conocer la situación de los artistas en el Perú; una iniciativa que, sin embargo, ya se venía llevando a cabo gracias al aporte y gestión de productores y artistas que hace rato decidieron tomar el toro por las astas.

La Asociación Cultural Playbill fue una de las que rápidamente se pusieron las pilas para saber cómo la crisis estaba afectado su quehacer, el teatro. 

Las cifras de un estudio revelan que la crisis del coronavirus causó que 2.310 profesionales fueran afectados directamente, que se cancelaran 3142 funciones, y que esto generó que casi 1 millón de soles (que jamás se recuperarán) fueran desembolsados para aliviar gastos de producción y administración causados por la crisis. Aquí el detalle:

–La realidad de 5390 personas–
La Red de Creadores y Gestores Culturales Independientes Perú también llevó a cabo una encuesta por cuenta propia: fueron 5390 personas –dedicadas a las artes escénicas (teatro, danza, circo), musicales, tradicionales (artesanos), visuales (fotografía, pintura, escultura), educación del arte y a la gestión cultural– de las 25 regiones del país encuestadas de manera virtual. Los resultados revelan la fragilidad del sector ante la crisis del COVID-19 (el 73% trabaja de manera independiente y no pertenece a ningún colectivo u organización) y el poco vínculo entre los involucrados y el Estado (el 64.6% no está inscrito en el Programa de Puntos de Cultura del Ministerio de Cultura, el intento del Estado por crear una base de datos del sector).

Los resultados también indican que el 72% no está afiliado a ninguna AFP u ONP, y que el 55,4% no cuenta con ningún tipo de seguro de salud (el 27,4% está con el SIS y el 13,8% con Essalud).

Pero quizás lo más revelador del estudio sea la urgencia del sector para acceder al bono de S/380 destinado a los independientes. El 93,4% considera que lo necesita y se entiende: la mayoría tiene que asumir carga familiar (72,7%), el alquiler del espacio en el que viven (72,8%), todo en medio de una coyuntura en la que no puede llevar a cabo su trabajo como artistas o gestores (el 91,2% dependen económicamente de ello).
–Los que están en la cancha–

Mi preocupación se va incrementando, porque me doy cuenta que cuando estábamos bien no había ayuda, y ahora que estamos en una crisis, tampoco”. Roberto Palacios Torres, de la Asociación Cultural Teatrando, afirma que antes de que todo esto sucediera y con todas las trabas que existían para desarrollar correctamente su trabajo, había logrado desarrollarse en Arequipa, pero que el contexto actual lo conflictúa.

Las obras que tenía en agenda eran buenas apuestas. Estaba, por ejemplo, “La cautiva” –que se suspendió en medio de la temporada y cuyas entradas vendidas todavía tiene devolver–, y luego vendrían “Mimí y el monstruo de la noche” (que ya se estaba ensayando) y el clásico nacional “¿Quieres estar conmigo?”.

Así como Palacios, el dramaturgo Miguel Ángel Vallejo Sameshima debió cancelar las funciones de su obra "1997, 14 de noviembre", a la que le restaba ocho funciones programas en el Teatro Julieta. "Solo llegamos a presentar dos. 

Teníamos agendadas otras cuatro funciones en la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), que serían en setiembre, y, hacia noviembre, cuatro en el Icpna. Pero ahora no hay certezas al respecto", comenta.
Vallejo considera que sí existe preocupación del Estado por el sector cultural, por lo menos, “más que hace veinte años”. 

En la actual crisis, agrega, nota voluntad política de los mandos medios. “Y existe también un presupuesto asignado que va a redistribuirse. Sin embargo, es complicado prever tanto los presupuestos del ministerio como las políticas de acción a mediano y largo plazo”, sentencia.

Sobre este último punto, Mary Julissa Paredes Ramírez de La Negra Asociación Cultural de Puno, difiere. Ella dice: “Siento que se han demorado mucho en pronunciarse por la situación y eso, además de no considerarnos parte del sector vulnerable, ha hecho que se sienta que no tenemos soporte a nivel nacional, y menos a nivel regional”.

El gestor independiente y dramaturgo Daniel Mariani, es optimista sobre las acciones del gobierno, aunque siente que no hay nada concreto. “Creo que como gremio estamos muy dispersos y hay demasiadas iniciativas para pedir ayuda, pero tampoco he visto una petición concreta que me represente”, señala. Mariani reconoce que no tiene un plan de contingencia per se, pero que está dispuesto a trabajar nuevamente en oficinas, con un empleo regular, y, sobre todo, está listo para reinterpretar el teatro bajo las nuevas perspectivas que ofrezca la realidad postcuarentena.

Las herramientas virtuales, cuenta Mariani, no han sido las mejores aliadas para estos tiempos. “Creo que son maravillosas, pero no he encontrado consuelo en ellas. Lo único que me entusiasma es poder ver teatro de otros lugares. Ver obras on line es mejor que nunca tener la posibilidad de verlas y me estoy nutriendo mucho de cosas que se hacen en otros lugares. Pero a mí no me entusiasma crear cosas de teatro para digital. Siento que eso no es teatro. Lo siento como un lugar muy frío”, indica.


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