Un paquete de cinco leyes aprobado este miércoles por el Concejo Municipal lanza un salvavidas a por lo menos 7,000 pequeños restaurantes de la ciudad, los cuales desde el pasado 17 de marzo se vieron forzados a reducir sus operaciones, solo a la preparación de platillos para llevar. Y en muchos casos a cerrar por completo, como parte de los decretos para evitar la expansión de pandemia del coronavirus.
El alcance de las nuevas medidas de alivio pandémico a los pequeños negocios de la Gran Manzana, también tendrá impacto en los servicios de cuidado personal como peluquerías, barberías y salones de uñas, ya que pone un freno a los propietarios de locales comerciales en alquiler, quienes no podrán presionar, por ahora, a estos inquilinos.
En el caso específico de los restaurantes, se reducen las tarifas que las apps de pedidos online como Uber Eats, Grubhub y Seamless pueden cobrar por sus servicios, mientras duren las restricciones por el COVID-19 a estos comercios. Esta medida estará vigente inclusive 90 días adicionales, cuando se decrete la apertura.
Ahora, estas empresas digitales de envío de comida tienen prohibido cargar más de un 15% de las tarifa por servicios de entrega de pedido a un restaurante, y más de un 5% por tarifas de uso de tarjeta de crédito.
Andrew Rigie, director ejecutivo de la Alianza de las Empresas de la Hospitalidad, la cual reúne a restaurantes, bares, cafés y club nocturnos de la Gran Manzana, indicó que previo a la crisis de salud, ya esta industria venía enfrentando complicaciones, por sus reducidos márgenes de ganancia.
“Contener las elevadas comisiones de las apps, es un buen paso para proteger a centenares de pequeños negocios y prepararnos para regresar a la nueva normalidad, con un camino más despejado para nuestra recuperación y la de miles de familias de empleados que dependen de nosotros” , dijo Rigie.
“Ya estábamos mal”
Las restricciones a este sector ha sido un golpe medular al bolsillo de miles de familias hispanas en los cinco condados de la ciudad, pues más del 65% de la fuerza laboral de los restaurantes y bares de la ciudad, es de origen latino.
Mucho antes de los embates de la pandemia, propietarios de restaurantes pequeños se quejaban de que aunque las aplicaciones digitales aumentan las ventas, los cargos tarifarios por su gestión de deliveries, implicaba por cada orden cerca de un cargo de 30%.
“Nosotros con el esfuerzo que implica llevar adelante un negocio de este tipo, ganábamos a veces 25 centavos, por una preparación. Ahora con el cierre, obviamente la gente demanda más ese tipo de pedidos. Y nuestro esfuerzo no se ve compensado, solo ganan esta compañías”, razona el hondureño Emiro Lozada, gerente de un restaurant mexicano en el Bajo Manhattan.
Por su parte, el concejal Francisco Moya, uno de los propulsores de estas leyes de emergencia, quien representa al circuito de Corona –Elmusht en Queens, considerado el “epicentro del epicentro” del coronavirus, explica que estas iniciativas darán oxígeno a quienes han estado en la primera línea para garantizar un servicio vital a los neoyorquinos.
“Me siento muy orgulloso de haber trabajado en estos proyectos, que serán un soporte para que la recuperación de pequeños negocios sea más rápida. Sobretodo, en las comunidades hispanas y de color. Al garantizar que este sector de los pequeños negocios se recupere, estamos llevando alivio a la clase trabajadora más golpeada”, razonó el concejal.
No acosen a inquilinos comerciales!
La otra medida aprobada, en consenso por los legisladores locales, fue el proyecto de ley que estipula que la amenaza o la presión por pagos de alquiler, por parte de los propietarios de locales comerciales a sus inquilinos, que están en condición de “empresa impactada por la COVID-19”, es una forma de acoso punible que podría acarrear una multa civil de $ 10,000 a $ 50,000.
La concejal Carlina Rivera, precisó que “se prohíbe temporalmente la aplicación de disposiciones de responsabilidad personal en arrendamientos comerciales o contratos de alquiler que involucren a un inquilino afectado por cierres obligatorios y limitaciones de servicio en las órdenes ejecutivas en medio de la emergencia”.
La buena noticia es extensiva en este caso, no solo para los restaurantes, sino a gimnasios, peluquerías, salones de belleza, salones de tatuajes o piercing y todos los servicios de cuidado personal que tuvieron que cerrar sus puertas el pasado mes de marzo.
“Quienes han cerrado temporalmente sus tiendas, por causas ajenas a su voluntad, no tienen por qué enfrentar amenazas a sus ahorros personales y activos personales. Queremos asegurarnos, que cuando regresen puedan relanzar sus negocios en nuestros vecindarios “, estimó Rivera.(El Diario)
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