Y ESO, QUE LA IDENTIFICAN COMO LA RADIO DE LOS ARTISTAS DOMINICANOS

Discriminan la bachata en la radio estatal

Dominicana F.M. perteneciente a la Corporación Estatal de Radio y Televisión (CERTV), dedica toda su programación musical al merengue y a la salsa dominicana, lo cual es aplaudible, en momentos en que la mayoría de las estaciones de radio han migrado a lo urbano, a la programación interactiva, y casi no hay espacio para nuestra música.

Sin embargo, hay algo,  de lo que nadie habla y nada se dice.

La administración de CERTV ha excluido la bachata de la programación. Merengue y salsa criolla, sí. Pero no bachata.  Algo que consideramos inaudito, siendo este el género musical criollo de mayor desarrollo que hay actualmente.

Los artistas criollos más internacionales que tenemos lo han hecho sustentados en la bachata.

Juan Luis Guerra, a partir de su producción Bachata Rosa.

Romeo Santos, desde su impronta a través del grupo Aventura y luego como solista.

Prince Royce, quien también se sustentó en la bachata para cimentar su figura y su carrera como artista internacional.

Héctor Acosta “El Torito”, que si no hubiera sido por su “crossover” a la bachata, siendo merenguero, no fuera hoy día la orquesta bailable criolla más cotizada y más internacional.

Por demás, la bachata fue declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Unesco.

Somos el único país latino con dos géneros musicales atronando en el ámbito internacional al mismo tiempo.

¿Se justifica que en su propio país, y en una estación de radio del estado, se le maltrate?

Están igualitos que el Santo Domingo Country Club, el club social más elitista y racista (le negaron la inscripción a Sammy Sosa), que no quieren saber de la bachata. Y cuando contratan a una orquesta, como la de El Torito, le piden que sólo toque merengue y no bachata.

Claro, las hijas de “papi y mami”, que van con la familia a fiestar al club, que se sitúan delante de la tarima, son las primeras que a gritos le piden bachata el Torito, contrariando a la rancia aristocracia, del club de la gente de las narices paradas.