lunes, 8 de junio de 2020

Florida (EE.UU.) comienza a recibir sus primeros turistas después de la parálisis de la pandemia y los hoteles de lujo de Collins Avenue, en Miami Beach, acogen a estos pioneros con los brazos abiertos, gentilezas de la casa y medidas de higiene y seguridad dignas de un laboratorio.
La recuperación va a ser lenta y los turistas mayormente estadounidenses en la primera fase de la reactivación, según los expertos de un sector que es uno de los grandes motores económicos y generadores de empleo de Florida y está muy afectado por la crisis del COVID-19.
«Recuperar las cifras que teníamos antes de la pandemia va a ser complicado y va a demorar meses, pero lo que sí hemos hecho ha sido un cambio de mercado. Antes el 90 u 80 % era entre europeo y sudamericano y ahora nos estamos concentrando en el mercado local, que es lo que nos va a estar alimentando en los próximos meses», dice Bernardo Naval, director del hotel RIU Plaza Miami Beach.
Instalado en un edificio de los años 50 en primera línea de playa y con entrada por la turística Collins Avenue, este hotel de más de 250 habitaciones y perteneciente a la cadena española RIU reabrió sus puertas la semana pasada después de más de dos meses cerrado.
Es el tercero que RIU reabre fuera de España. Los otros dos están en Alemania y México.
Según la Asociación de Hoteles y Alojamientos (AHLA) de Estados Unidos, antes de la pandemia en Florida había 747.000 puestos de trabajo dependientes de ese sector y se calcula que 336.467 se perdieron o perderán por el impacto del COVID-19.
El efecto del COVID-19 en la industria hotelera de EE.UU. es, según AHLA, «nueve veces superior al de lo atentados del 11 de septiembre de 2001».
Florida no es una excepción, aunque sus hoteleros tratan de aprovechar al máximo la «reapertura» del estado y el deseo de cambiar de aires que el confinamiento ha dejado en muchas personas.
CAMBIO DE AIRES Y DE TURISTAS
«Mucha gente tenía ganas después de varios meses de confinamiento de salir de sus casas, de disfrutar del buen clima y más en el sur de la Florida que es el destino vacacional por excelencia en Estados Unidos», dice el director del hotel RIU Plaza de Miami Beach.
Aunque durante los primeros días de la reapertura tendrán el hotel al 10 % de capacidad, Naval estima que en las próximas semanas esas cifras aumenten «lentamente» hasta el 50 %.
Una recepción antes bulliciosa y hoy tranquila y una piscina con solo doce personas y distanciadas entre sí por las medidas de seguridad un viernes a mediodía día son prueba de los efectos del COVID-19 en el sector hotelero.
Los protocolos de seguridad implementados por los hoteles de Florida incluyen medidas como la obligatoriedad de llevar mascarilla en las zonas comunes salvo en la piscina, la eliminación del bufé en los restaurantes, donde solo se sirve comida a la carta y que funcionamiento a capacidad limitada del resto de servicios.
En el RIU Plaza el protocolo, de más de 150 páginas, se aplica desde la misma entrada al hotel, donde se ha instalado una cámara termográfica para comprobar que tanto los visitantes como los trabajadores tengan una temperatura normal.
La novedad más llamativa es, sin embargo, que la playa a la que miran las mejores habitaciones de todos estos lujosos hoteles de Miami Beach está desierta.
La famosa y popular playa lleva meses cerrada al público. Iba a abrir la semana pasada pero las autoridades dieron marcha atrás en coincidencia con las protestas por la muerte de George Floyd en Minneapolis y la implantación del toque de queda en el condado de Miami-Dade.
HABITACIÓN CON VISTAS A UNA PLAYA DESIERTA
Ello ha dado a los huéspedes de los numerosos hoteles situados en Collins Avenue la oportunidad de tener una vista inusual, aunque al mismo tiempo los amantes del mar y del ambiente playero sienten que les han quitado un aliciente.
Para muchos de los negocios que viven del turismo la reapertura de las playas supondrá un punto de inflexión y ayudará para que las mesas de los restaurantes y las habitaciones de los hoteles se vuelvan a llenar en Miami Beach, dicen los interesados.
Muy cerca de Collins Avenue, Ocean Drive, la meca del turismo de Miami Beach con sus pequeños hoteles de estilo art-deco, la mansión que fue de Gianni Versace y restaurantes y cafés, ha vuelto a la vida, aunque lo hace «sin apenas extranjeros» y con una clientela «muy local», dice a Efe Marvin Torres, que trabaja en el On Ocean 7 Cafe.
«Me siento feliz porque ya abrieron y ya estamos trabajando. Ha habido una serie de inconvenientes como la lluvia o las protestas. Entonces la gente viene poco pero ahí vamos», subraya.
Según escribió a fines de mayo el presidente y director ejecutivo de AHLA, Chip Rogers, en una carta al Congreso, «las proyecciones dicen que 2020 va a ser el peor año desde que hay registro para la ocupación y los expertos calculan que al menos hasta 2022 no se recuperarán los niveles de ocupación e ingresos».

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NIURKA BAEZ,
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