Joseph Cáceres

 

Creo en el padre…pero no en algunos hijos…

Pues yo no creo en esos pastores que en el afán de ponerse en la moda aprovechan el culto para relajar, bufear, y hacer hasta el baile del perreo, dizque para ponerse en la onda de la gente.

Son como James Bond, con licencia para matar…

Sin embargo, fíjense cómo tratan a los artistas que se salen del redil.

A Miriam Cruz se la pusieron difícil en la iglesia donde se congrega, porque la pastora estaba en desacuerdo con canciones como “La Loba”, “Es Cosa de El”, “La Carnada”, “Que Me Perdone la Señora”, y otros temas donde le canta a la infidelidad.

Hasta la botaron de la iglesia, aunque luego se dijo que no.

Y esa ocasión la defendí, argumentando que ella  al cantar eso hacía un papel como el de los actores, que representan personajes cuestionables, sin que necesariamente ellos sean así.

Pero lo mismo ocurre con Ramón Orlando, que más nunca ha vuelto a cantar “El Venao”, porque la iglesia se lo prohibe.

¿Y dónde dejan a Juan Luis Guerra”, que “ya no quiere ser un pez, para posar la nariz en su pecera, y hacer burbujas de amor por dondequiera”, el tema lujurioso que le ha dado la mayor fama y popularidad, del que ahora reniega por la iglesia.

Una iglesia con muchos pastores hipócritas, que viven de las apariencias, muchos de ellos cuestionados en extremo, por la doble vida que llevan, que han convertido su pastoreo y su iglesia, en una trampa para bobos.