Joseph Cáceres

En fase de extinción

El gobierno ha quitado el subsidio a los músicos de las agrupaciones musicales que durante la pandemia fueron incluidos en los programas Fase, con lo cual muchos de ellos podían mitigar los efectos de la crisis provocada por el COVID-19

A diferencia de otros trabajadores que han logrado  retornar a la normalidad en sus trabajos, la gente del entretenimiento son los que con mayor intensidad sufren los rigores de las medidas implementadas para contener la pandemia.

Sobre todo por el toque de queda y el cierre de lugares de espectáculos y de bailables, que es donde trabajan los músicos.

Escapan algunos que tienen la oportunidad de viajar a los Estados Unidos, donde la vida nocturna ha retornado a la normalidad.

Pero la gran mayoría, integrantes de orquestas, combos y conjuntos  residentes en el país se mantienen sin poder trabajar, en medio de una situación cada vez más incierta debido al incremento  y a los picos que se verifican en la pandemia. Si a ello se le agrega el corte del subsidio que el estado les daba con el programa Fase, se pueden imaginar de la penosa situación en que muchos trabajadores del entretenimiento se encuentran.

Muchos han vendido o empeñado sus instrumentos de trabajo, lo cual tampoco les ha servido de nada debido a la prolongación de la crisis y al cierre de los centros de entretenimiento.

Hay músicos a los cuales les han incautado vehículos que les  habían  financiado, por falta de pago, han sufrido cortes de servicios de energía, de agua en sus hogares y tampoco han podido pagar la renta, los préstamos, y lo que es peor, carecen de recursos para la alimentación de la familia.

Algunos, que conozco, están viviendo de la caridad pública, porque la del estado le fue cortada.

El panorama no solo es triste, sino sombrío para los integrantes de la mayoría de las orquestas del país.

La crisis sanitaria se prolonga, y la humanitaria arrastra y entierra a los trabajadores del espectáculo.