Mientras las playas del destino Bávaro-Punta Cana reciben toneladas diarias de algas marrones que les roban su imagen paradisiaca, el Ministerio de Turismo (Mitur) da fe de que en una cuenta del Banreservas hay depositados casi US$6 millones aportados por la institución para la mitigación del sargazo. Una cantidad similar la debe entregar el sector hotelero, para el mismo fin. Sin embargo, para los empresarios no ha sido tan sencillo.
El 23 de noviembre de 2020, el Estado, representado por el ministro de Turismo David Collado, y la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores), representada por su entonces presidenta Paola Rainieri, firmaron el “Acuerdo para crear el fondo de mitigación y el manejo del sargazo en las costas de la República Dominicana”.
Dicho fondo se estableció por cinco años, por un monto inicial de US$11,891,884. Cada parte se comprometió a aportar el 50 %, es decir, US$5,945,942 cada una. El Mitur informó que depositó una partida en noviembre de 2020, en una cuenta especializada, y el resto en enero pasado.
Los hoteleros, a través de Asonahores, debieron poner la totalidad de su aporte tres meses después de firmado el acuerdo, pero ese plazo se extendió a nueve meses con un adendum rubricado el 5 de febrero entre Collado y el actual presidente del gremio, Rafael Blanco Tejera.
De acuerdo con el contrato, los recursos del fondo “serán exclusivamente” para el pago del servicio de suministro e instalación de 31,524 metros lineales de barreras antisargazo o soluciones similares en las líneas de playa de Punta Cana, Bávaro, Cabeza de Toro, Arena Blanca y Uvero Alto, en la costa este del país. La Asociación de Hoteles del Este reporta que en estas líneas de playa están instalados aproximadamente 50 hoteles.
Para que las playas que les sirven de complemento no sean afectadas por el sargazo, el acuerdo entre el Estado y Asonahores estipuló que el gremio privado presentara en un plazo menor a tres meses, contados a partir de la firma del acuerdo, al menos una propuesta de empresas con experiencia en el asunto, para que una comisión seleccione el mejor proveedor para instalar la barrera flotante en un plazo también de tres meses.
Pero el tiempo ha pasado, y en las playas de este destino de reconocimiento internacional están instaladas barreras antisargazo, pero por anteriores iniciativas particulares de propietarios de hoteles.
El pasado 9 de julio, se divisaban barreras en el frente de la playa Juanillo, ubicada dentro de los terrenos del exclusivo complejo turístico Cap Cana. Pero, a unos 30 kilómetros, en la playa El Cortecito el sargazo estaba amontonado en la orilla y los turistas sorteaban entre estas algas para llegar al agua a bañarse, o caminar por la arena entre el sendero que les pareciera más despejado.
Desde hace 10 años, estas algas marrones han incrementado su presencia en el Caribe, en el verano, y entre las razones que se teorizan está el aumento de las temperaturas de los océanos por efecto del cambio climático.
Cuando el sargazo se descompone, emite un hedor, deteriora la calidad del agua costera, afecta la biodiversidad y erosiona los suelos playeros, algo que impacta directamente en destinos como el dominicano, que apuestan por turismo de sol y playa, y procuran recuperarse de la crisis económica generada por la pandemia del COVID-19.
Además de barreras para retener las algas en el agua, se han desarrollado soluciones a nivel de emprendimiento o empresariales que abarcan recogerlas en el mar con barcazas o reciclarlas.
Hay quienes optan por enterrarlas bajo la arena, en hoyos, como lo hacían el pasado viernes dos empleados de la plaza artesanal Bibijagua. El encargado del lugar, Joselys Rijo, explicó que optaron por esta modalidad luego de que expertos se la sugirieran con el argumento de que cuando el sargazo se descomponga se convertirá en arena, aunque hay literatura que no le da validez.
¿Qué hará Asonahores?
“Una cosa es el aporte y otra cosa es saber cuánto se va a aportar”, dijo a Diario Libre el vicepresidente ejecutivo de Asonahores, Andrés Marranzini. Indicó que el acuerdo para crear el fondo se firmó “con las mejores intenciones”, pero cuando se entró al detalle de su ejecución vino la interrogante de qué se desarrollaría. Además, hubo que hacer correcciones al levantamiento realizado del frente marino a intervenir.
El ejecutivo alegó que el monto de casi US$6 millones asignado a cada parte, surgió de una propuesta de hacía dos años, de un suplidor. “Y se determinó sobre esa base. No necesariamente el aporte del Gobierno termina en ese monto, puede ser más, puede ser menos”, dijo Marranzini, quien no descarta otra enmienda al acuerdo.
“Es cierto que eso se calculó en el gobierno pasado, pero necesitamos arrancar”, dijo Jacqueline Mora, viceministra técnica del Mitur. “Si no da, tenemos que buscar la fórmula; si sobra, se puede usar en el servicio de recogida”.
La funcionaria entiende que la licitación debió hacerse en febrero pasado. “Sin embargo, cuando fuimos a la realidad de cómo abordar el proceso, nos dimos cuenta de que, evidentemente, el sector privado, para poder poner su aporte, tenía que tener más claridad del costo”, explicó.
Aunque el espíritu inicial del acuerdo es instalar barreras antisargazo, Marranzini adelantó que podría aparecer otra solución. “Estamos estimando que puede ser una barrera, pero de repente puede ser cualquier otra cosa, porque se está haciendo un llamado a todos los suplidores del mundo para ver qué solución nos presentan”, dijo.
“Cuando determinemos eso -que lo vamos a determinar en el llamado a una licitación-, entonces incorporamos la solución y dividimos el costo entre el pool de 35 mil metros lineales, combinado con el aporte que tiene el sector público”, agregó.
Cuando los ejecutivos de Asonahores conversaron con Diario Libre el jueves de la semana pasada, Marranzini estimó que el proceso de licitación internacional se iniciaría en una o dos semanas. La meta es tener la solución contratada para fin de año.
El presidente de Asonahores señaló que el objetivo es aplicar una salida integral. “Diferentes grupos hoteleros están manejando soluciones distintas, de manera que lo importante es buscar una solución que funcione”, precisó Blanco Tejera.
Mientras el sector hotelero define sus planes, el sargazo convive con el turismo según lo lleve la corriente y la temporada. Al menos, hay visitantes conscientes, como el turista español David Gonzalez. Viajó desde Alicante para pasar su luna de miel entre Samaná y Bávaro. En su último día se topó con una llegada masiva de las algas. Aunque confesó que fue un poco decepcionante, no descartó retornar al país. “República Dominicana es más que esto (el sargazo)”, dijo.(Diario Libre)
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NIURKA BAEZ,
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