jueves, 20 de enero de 2022

 

La Marina de los Estados Unidos presentó el pasado 12 de enero el diseño del destructor de próxima generación DDG (X), el futurista buque naval dotado con misiles supersónicos y armas láser que liderará la Armada norteamericana durante un par de décadas. Pero el evento que debería haberse convertido en una de las noticias más impactantes en el ámbito militar de lo poco que llevamos de año, una incitación al confeti occidental –y al temblor chino– por lo deslumbrante de un futurista y enigmático diseño, quedó profundamente deslucido cuando múltiples analistas sembraron dudas respecto de su originalidad señalando su excesivo parecido al destructor chino Type-055. De hecho, poco después, el caso ya era un escándalo en las redes sociales. 

Como suele suceder en estas ocasiones, habrá quien piense que tal semejanza señalada es obra de una maliciosa campaña china de desinformación, de una perversa sincronización de bots rusos o de ambas, pero lo cierto es que las principales dudas surgieron por el comentario de un analista del USNI –U. S. Naval Institute, foro independiente creado en 1873–, H. I. Sutton, que advirtió al desvelarse el diseño del nuevo destructor el extraño parecido de este con el diseño del crucero chino Type-055. De las propias entrañas norteamericanas. 

Más de un lustro de retraso con respecto a China 

El crucero Clase Renhai Type-055 chino es una de las embarcaciones más importantes y avanzadas de la Armada china, clave para la escolta de portaviones o la formación de agrupaciones junto a fragatas u otras embarcaciones. En la actualidad, hay un total de ocho destructores Type-055 en servicio y, según fuentes de inteligencia, habría hasta dos más en construcción. Toda una demostración de poder si tenemos en cuenta que el primer Type-055, el que parecen haber copiado los norteamericanos, fue botado hace solo cinco años, en el año 2017. Por tanto, mientras Estados Unidos acaba de lanzar su diseño 'copy-paste', China ya tiene casi diez cruceros recorriendo sus aguas. 

Para contextualizar la importancia de este adelanto o retraso, según el prisma desde el que se observe, hay que señalar que el crucero es un elemento clave en la relación geopolítica chino-norteamericana, pues, a diferencia de la relación ruso-norteamericana, tanto actual como durante la Guerra Fría, principalmente terrestre, las aguas oceánicas serán esenciales en la delimitación de la nueva superpotencia mundial. El Mar de la China Occidental será la Europa de esta nueva carrera armamentista para Estados Unidos. Y de momento, los cruceros chinos dotan de una ventaja superior a su pais.


El fracaso de la clase Zumwal


Quizás la clave de este retraso sea más sencilla de lo que en muchas ocasiones se pudiera imaginar y tan solo se trate de una cuestión de evolución histórica. Los imperios nacen, crecen, maduran, envejecen y… perecen. Y Estados Unidos no es una excepción. De hecho, desde hace tiempo pareciera que estuviéramos en esa fase de senectud en la que lo que antes era sencillo de súbito se complica, lo que se evidencia en la lentitud y la reiteración de fracasos donde antes solo se alcanzaba el asombro. El fracaso de la clase Zumwalt no solo es un ejemplo de ello, sino que también debemos considerarlo como una de las claves de la ausencia de novedades norteamericanas exhibidas en el destructor DDG (X).  







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