sábado, 17 de septiembre de 2022

Por Diego Sosa
Cuando sabemos que el dinero para lo importante se puede conseguir, lo menos importante se apodera de nuestras monedas.

Dando charlas en fábricas donde muchos trabajadores tienen bajos ingresos y grandes compromisos me encontré con una realidad.


Me contaron cómo trabajadores cobran su salario semanal y al salir de su jornada laboral van a locales estratégicamente colocados en la parte afuera de las fábricas, donde se sientan a tomar alcohol sin ningún tipo de control. Cuando se les acaba el dinero se dan cuenta que se han bebido lo que debió comprar la comida de toda la semana y pagar otras responsabilidades.


La opción es pedirle un crédito al prestamista informal que está también estratégicamente sentado en una de las mesas del local. 


De no haber estado ahí: ¿el trabajador se hubiese bebido todo su ingreso de la semana? Quizá no, pero creo que el plan B estaba en su mente desde el inicio.


Una famosa frase dice: “El dinero está hecho”. Se la escucho a muchos, no importando el nivel de ingresos.


Estos trabajadores saben que el prestamista tiene dinero, está hecho. Pero no es de ellos… tendrán que pagar para acceder al mismo. Pero tienen razón, está hecho el dinero.


Pasemos a otros casos: Pagamos con la tarjeta de crédito más de lo que podemos saldar:

  • ¿Por qué?: Porque la tenemos a la mano y el límite es mayor de lo que gano.
  • ¿Para qué tenemos un límite mayor del que podemos pagar?: Por si en algún momento necesitamos más dinero del que podemos gastar.
  • ¿Por qué necesitamos más dinero del que ganamos?: Porque gastamos al inicio sin prever el final.
  • ¿A qué nos lleva?: A utilizar el dinero sin tantos miedos, porque en el peor de los casos pago con la tarjeta.

Entonces inicia una bola de nieve:

  1. Saldar la tarjeta en financiamiento es muy difícil cuando gastamos de acuerdo a lo que ganamos. Reducir los gastos corrientes es casi imposible, más cuando parte de ese gasto está vinculado al “qué dirán”.
  2. Comenzamos a abonar menos de lo que pagaríamos de no habernos pasado. Pensamos que con una entrada extra podremos salir del financiamiento. Lo único es que esa entrada extra también la comprometemos para otras cosas, no tan prioritarias como saldar la tarjeta para dejar de pagar intereses: ¿Por qué? Porque tenemos opción de otro crédito. ¿Cuál? Pagar los mínimos de las tarjetas.
  3. El siguiente paso es un préstamo. ¿Se sale así del inconveniente? No. Conocido el camino de salir de deudas con más deudas solo lleva a que sintamos que tenemos una red de seguridad que nos atrapará en caso de caer. Seguir haciendo lo mismo es lo que preferimos. Cambiar el comportamiento es afrontar un dolor inmediato que no estamos dispuesto a vivir.

Nuestro cerebro está programado para evitar los dolores y buscar los placeres. Lo único es que los placeres obtenidos con dinero prestado llevan a un dolor el mes siguiente.


Si quiere salir de problemas de créditos indeseados, debe no tener plan B. Pensar que es un solo camino, pasar los dolores lo más rápido posible para aprovechar los placeres lo más pronto que se pueda.


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