Joseph Cáceres

 

¡Ring ring!...¿Quién coge el teléfono?...Alou, police...

Muchos pensarán que el espionaje telefónico es cosa de ahora, y no es así...
En los años 70 por una casualidad de la vida descubrimos un servicio de espionaje telefónico que envolvía a directores de emisoras de radio, a locutores que cobraban payola, y a periodistas que también recibían dinero por la izquierda para promover espectáculos y artistas.

Aconteció que un empresario artístico nos invitó a su oficina  para que le hicieramos una entrevista telefónica a un artista que traería al país.

Ello con el fin de pagar él la llamada, en tiempos en que solo existía la telefónica Codetel. No había internet, ni celulares, y una llamada telefónica internacional salía por un ojo y la mitad del otro.

Pero al empresario le interesaba la entrevista para que la pasáramos en la cadena Arte Nacional en Radio y la publicaramos en El Nacional. Y no era para menos, el poder que concentrábamos en esos medios era algo antológico.

Se nos brindaron todas las facilidades, incluyendo el casette donde íbamos a grabar.

Pues hicimos nuestra entrevista, y como fue algo exclusivo, dimos "un palo" con la figura que entrevistamos  que estaba en España.

Antes de pasar al aire la entrevista hicimos una promoción previa, y la audiencia fue tremenda.

Pero ¿qué sucedió?.  Al momento en que transcribíamos la entrevista grabada en el casette para su publicación en el periódico, entramos la cinta en la grabadora del otro lado, o sea al revés.

La entrevista estaba en el lado A y pusimos el cassette sin querer en el lado B.

¡Ahí estaba el cuerpo del delito!. Todas las conversaciones  de las llamadas telefónicas grabadas de "titiri mundati". 

Para mí fue una gran sorpresa encontrarnos con las voces de programadores y directores de emisoras hablando de dinero para promoción, locutores que se habían disgustado porque no les pagaban mucho, todo con nombres y apellidos, en una época en que se combatía fuertemente la payola.

Hice algo entonces muy arriesgado que me trajo enemistades y problemas....

Puse en el aire, en el programa, la cinta con las conversaciones grabadas y casi se acabó el mundo, pues se trataba de algo muy comprometedor. El escándalo que esa transmisión generó fue algo de marca mayor.

Pero imagínense, era una época en que llevamos las cosas hasta las últimas consecuencias, sin importarnos a quien alcanzara o a quien golpeara.

Cosas de la inmadurez, porque hoy día uno manejo material confidencial mucho más fuerte que ese, que no filtra ni revela, porque se desbaratarían matrimonios y se caerían muchos altares.  Y uno no quiere ser responsable de esos sucesos,  que luego se le señale como causante de una disolución familiar.

La gente quisiera que se suelte todo, pero con el tiempo uno aprende  a reservar y guardar cosas que pueden provocar grandes y graves daños, y esa no es ni será nuestra intención.
Hasta ahí no llegamos...

Pero siguiendo con el tema... Por una de las casualidades de la vida visitaba el Salón Fridas en la Lope de Vega en los años 80 donde me arreglaban el "cuerly". Coincidía allí con una ex reina de belleza con la que establecí una amistad casi idílica.

Hablaba horas enteras por teléfono con ella, hasta que descubrí que ella era la compañera del zar del espionaje telefónico, que era más fuerte que el empresario  de la cinta.

El mismo que a cada momento caía preso, y que lo soltaban porque lo que muchos no sabían era que le prestaba servicio también al gobierno de Balaguer.

Los organismos de seguridad del Estado se hacían de la vista gorda, porque se nutrían de sus pinches telefónicas.

Me enteré de todo eso cuando en el periódico no me quisieron publicar una entrevista que le hice a la hermosa reina. La defendí diciendo que una cosa era ella, y otra él, pero no hubo forma...

Prefiero no seguir recordando, porque pienso que me va a hacer falta un poco "jarabe para la memoria".