lunes, 30 de octubre de 2023


La masa viciosa que simboliza el declive moral de la sociedad protagonizó el sábado en la noche uno de los más desvergonzados episodios de vandalismo en la Zona Colonial.

Aguijoneados por la oferta de que allí había una mina de papeletas, centenares de jóvenes provenientes de distintos barrios invadieron calles y negocios tras el botín.


Causaron destrozos, tiroteos, interrupción del tránsito y actividades sociales, voltearon zafacones de basura y transformaron el sector en una especie de zona libre para los desenfrenos.


Una especie de Calle 42, donde la perversidad, la drogadicción, el consumo ilimitado de alcohol y probablemente de fentanilo es la estampa común, de noche o de día.


Esta inesperada invasión de la gleba puso en evidencia la vulnerabilidad de una zona que representa un patrimonio histórico de la humanidad, mal protegida e insegura por una escasa e ineficiente autoridad para el orden.


Siendo un apropiado destino turístico, sometido en los últimos meses a un esmerado trabajo de remodelación y embellecimiento, este desmadre jamás debió ocurrir.


Pero se produjo, por la misma razón en que otros sectores de la urbe capitalina y de algunas importantes ciudades se han convertido en antros al aire libre, donde se regodea y se deleita una gleba parasitaria, tristemente conformada por jóvenes.


Una muestra fehaciente del libertinaje que ha promovido el consumo de drogas, el pandillerismo y la tentación delictiva, todo para la búsqueda de dinero fácil a costa de una cultura del irrespeto a las costumbres y valores morales, a la ley y a la autoridad.


Los responsables de estas tropelías y destrozos en la zona colonial tienen que recibir las sanciones civiles y penales que les caben por este increíble estropicio.


Y a partir de esta amarga y bochornosa experiencia, la vigilancia y la seguridad tendrá que hacerse más estricta y eficiente, para evitar que el esplendor y los atractivos de esta zona histórica y turística queden malogrados por culpa de unos cuantos buscavidas y viciosos que tratan de aposentarse en ella.

5 comentarios:

  1. Hace alrededor de dos meses, algo similar sucedió en el bajo Manhattan; un locoviejo anuncio que iba a regalar consolas para juegos electrónicos, y un mar de gente invadió el area que el tipo dijo era donde se iban a entregar las vainas. El sujeto que causo el alboroto en el bajo Manhattan esta en proceso de ser enjuiciado por incitar a un motín. Lo mismo debería hacer la Procuraduría General de La Republica; enjuician al charlatan que causo el desborde de gente hacia la Ciudad Colonial de Santo Domingo.

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  2. No se puede estar de espaldas a esa realidad, que hace el gobierno por esas zonas de RD caóticas, ? acaso las mismas autoridades no son las que permiten los puntos de drogas alli? Ahora es bueno que pase eso y que se desnudez la realidad que esos son nuestros jóvenes si, esos mismos que de forma individual te atracaron al azar o te mataran cuando salgan a rodear otras areas de la ciudad. Donde está la inversión, deportes, educación, talleres formación en esas zonas, no las hay.

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    1. Pero como el caso de los haitianos, nadie dice nada del verdadero culpable.

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  3. Busquen al que ofreció los 200 mil ese es el autor del desorden

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  4. en ningun lugar debe permitirse esas asquerosidades y vandalismos como son los teteos,los barrios tambien tienen esos caso,ahora sale a relucir porque fue en la zona colonial.

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NIURKA BAEZ,
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