martes, 8 de abril de 2014
LO QUE SE CALLA DE LEONEL
De las figuras públicas sólo se publican y dicen las cosas del presente, como si no importara el pasado.
Algunos se ofenden, como cierto amigo empresario, al cual no le gusta que se hable ni se recreen las historias de cuando estaba en "prángana".
Porque piensan que lo importante es el presente, no el pasado.
Tan importante que es recordar siempre de donde usted viene, y lo que hizo para progresar y superarse.
Y eso en definitiva es lo que queda como referencia o enseñanza, para los demás que vienen detrás.
Sobre todo en una época donde pocos quieren "hacer fila" y "esperar su turno", sino quitar al que está arriba.
El famoso "quítarte tú, pa' ponerme yo" que aquí tanto los mediocres que no tienen capacidad para emerger y llegar con méritos propios. Y las cosas no son así tan sencillas, Hay que "guayar su yuca", para luego comerse el bollito o el casabe con satisfación.
Quien veía al profesor Leonel Fernández en los años 70 probablemente nunca se imaginó que llegaría a ser una figura prominente, varias veces presidente.
Aquellos años en que endaba por Villa Juana, dando clases en el Instituto Cristobal Colón, haciendo esquina y visitando enamorado la casa de Julio Sabala, detrás de su hermana con sus famosos zapatos de la Fac Doc
Los bailecitos que todavía en esos tiempos se hacían en las casas, bailando boleros en un mosaico, casi tumbando el techo...
Las "quemadas" furtivas, que no podían ser exageradas, con aquellos "long play" de Fernando Valadés, Tito Rodríguez, Javier Solís, y El As Marco Antonio Muñiz.
¡Llevala pal' rincón y apriétala! Esos si eran buenos tiempos profesor...
Su época de comentarista internacional en la televisión, hablando de la Guerra en Irak y Operación Tormenta en el Desierto. Leonel sabe lo que es tener una sección en televisión como cualquier programero de este tiempo.
Luego, su tiempo de abogado, "en búsqueda", "picando pleitos" en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva.
Sus incursiones por los predios de los comedores de la ciudad colonial, para comer al mediodía, con aquella camarera "nalgúa" que le "salseaba" el arrocito con habichuelas rojas que a usted tanto le gustaba, profesor.
Cuando usted se convirtió en presidente, ella fue entrevistada en El Nacional, y narró con lujo de detalles esos tiempos en que usted comía en fonda, que andaba en su cepillito Wolkswagen de pobre.
Los recortes de esa entrevista están en las paredes del Mesón de Luis, exhibidas como piezas de museo...
El problema es que como ella le servía y le ponía su "cariñito", su "moñita" en la comida, pensó que al usted llegar a ser presidente le saldría lo suyo, por aquello de que "las manos que dan, esperan".
Y usted se olvidó...Pero, ella, ella no lo olvidó, y lo desacreditó profesor. ¡Qué malas son, qué malas son las mujeres.Pero qué buenas son, qué buenas son, que buensas son cuando quieren!
No se sabe si fue que usted "comió de ese calderito", porque son cosas que uno no se puede meter
pero caramba, qué dolín más extraño.
Como tampoco a nadie le debe importar que Frank Guerrero (Motors) le prestaba luego su villa de Casa de Campo para que usted "brincara la tablita" con cualquiera amiga de turno, antes de casarse con Margot, hay que aclarar, para evitar pleitos y los "vete pa' los pies".
Ay profesor, cuántas historias que contar, en una vida donde hasta personajes de ficción se han materializado como el famoso Hombre Araña.
Pero es así, lo que no se va en lágrimas, se va en suspiros...
Algunos se ofenden, como cierto amigo empresario, al cual no le gusta que se hable ni se recreen las historias de cuando estaba en "prángana".
Porque piensan que lo importante es el presente, no el pasado.
Tan importante que es recordar siempre de donde usted viene, y lo que hizo para progresar y superarse.
Y eso en definitiva es lo que queda como referencia o enseñanza, para los demás que vienen detrás.
Sobre todo en una época donde pocos quieren "hacer fila" y "esperar su turno", sino quitar al que está arriba.
El famoso "quítarte tú, pa' ponerme yo" que aquí tanto los mediocres que no tienen capacidad para emerger y llegar con méritos propios. Y las cosas no son así tan sencillas, Hay que "guayar su yuca", para luego comerse el bollito o el casabe con satisfación.
Quien veía al profesor Leonel Fernández en los años 70 probablemente nunca se imaginó que llegaría a ser una figura prominente, varias veces presidente.
Aquellos años en que endaba por Villa Juana, dando clases en el Instituto Cristobal Colón, haciendo esquina y visitando enamorado la casa de Julio Sabala, detrás de su hermana con sus famosos zapatos de la Fac Doc
Los bailecitos que todavía en esos tiempos se hacían en las casas, bailando boleros en un mosaico, casi tumbando el techo...
Las "quemadas" furtivas, que no podían ser exageradas, con aquellos "long play" de Fernando Valadés, Tito Rodríguez, Javier Solís, y El As Marco Antonio Muñiz.
¡Llevala pal' rincón y apriétala! Esos si eran buenos tiempos profesor...
Su época de comentarista internacional en la televisión, hablando de la Guerra en Irak y Operación Tormenta en el Desierto. Leonel sabe lo que es tener una sección en televisión como cualquier programero de este tiempo.
Luego, su tiempo de abogado, "en búsqueda", "picando pleitos" en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva.
Sus incursiones por los predios de los comedores de la ciudad colonial, para comer al mediodía, con aquella camarera "nalgúa" que le "salseaba" el arrocito con habichuelas rojas que a usted tanto le gustaba, profesor.
Cuando usted se convirtió en presidente, ella fue entrevistada en El Nacional, y narró con lujo de detalles esos tiempos en que usted comía en fonda, que andaba en su cepillito Wolkswagen de pobre.
Los recortes de esa entrevista están en las paredes del Mesón de Luis, exhibidas como piezas de museo...
El problema es que como ella le servía y le ponía su "cariñito", su "moñita" en la comida, pensó que al usted llegar a ser presidente le saldría lo suyo, por aquello de que "las manos que dan, esperan".
Y usted se olvidó...Pero, ella, ella no lo olvidó, y lo desacreditó profesor. ¡Qué malas son, qué malas son las mujeres.Pero qué buenas son, qué buenas son, que buensas son cuando quieren!
No se sabe si fue que usted "comió de ese calderito", porque son cosas que uno no se puede meter
pero caramba, qué dolín más extraño.
Como tampoco a nadie le debe importar que Frank Guerrero (Motors) le prestaba luego su villa de Casa de Campo para que usted "brincara la tablita" con cualquiera amiga de turno, antes de casarse con Margot, hay que aclarar, para evitar pleitos y los "vete pa' los pies".
Ay profesor, cuántas historias que contar, en una vida donde hasta personajes de ficción se han materializado como el famoso Hombre Araña.
Pero es así, lo que no se va en lágrimas, se va en suspiros...
Una 🐀 es Leonel, un ingrato con esa mujer que le quitó el hambre
ResponderEliminarA LEONEL...
ResponderEliminarnunca le han durado, ni le diraran las mujeres, porque las mujeres por más perras y/o liberales que pretendan ser...
siempre desearan ser penetradas...
POR UN - AUTÉNTICO - MACHO.
(AS)