QUE ALGUIEN ME DIGA...

En el programa de radio Gozando se estableció con un buen criterio que las tres figuras que revolucionaron el merengue en la segunda mitad del siglo pasado fueron Johnny Ventura, Wilfrido Vargas y Pochy Familia.

Un criterio muy acertado, pues cada uno en su tiempo plantó bandera, para darle al género una vitalidad y energía como la que se necesita con los cohetes espaciales, que van quemando fases y estapas, para impulsar a los satélites a su destino final.

Johnny cambió el concepto de las orquestas big band del pasado (San José, Santa Cecilia, San Rafael, Angelita, Maestro Cerón) que tocaban sentados , merengues con sus tiempos de paseo y de jaleo.

El Combo Show de Johnny Ventura, con su impronta desde su surgimiento tocando en hoteles, como El Moderno de la avenida Duarte, siempre lleno de cueros, en los 60’s, en lugares como el Restaurant El Poni, en cabarets de la parte alta (una etapa que viví, y no me la contaron, como algunos que teorizan), produjo de inmediato un cambio y una reingeniería del merengue, al poner a tocar parados a los músicos, y no sentados, como se acostumbraba, introduciendo el concepto de el combo, con bailes sincronizados, haciendo “show”, no solo para entretener a los bailadores sino también a los espectadores. 

De tal naturaleza fue su impronta que merengueros de su época establecieron rivalidad con él (Joseíto Mateo y Felix del Rosario. Todavía no había surgido Wilfrido Vargas).

Precisamente con el surgimiento de Wilfrido el merengue alcanzó otra dimensión, de una naturaleza tal, que entonces era Johnny el que rivalizaba con él. (Estuve trabajando con ambos... no que me lo contaron).

Lo de Wilfrido fue tan fuerte que revolucionó el panorama de la música, imponiendo un estilo nuevo, y colocando al merengue en un plano que le ganó una dispensa internacional.

Wilfrido fue el gran artífice del merengue de los pasados 50 años del siglo, verificable en el hecho de que no se quedó en él, sino que fue el creador de agrupaciones como Los Hijos del Rey, con Fernando Villalona y Raulín. Apadrinó a Jossie Esteban y la Patrulla 15; creó a las Chicas del Can, The New York Band.

Y de su orquesta surgieron figuras como Sandy Reyes, Vicente Pacheco, Eddy Herrera, Rubby Pérez, Roy Tavaré, Mickey Taveras, Gene Chambers, Victor Waill, Bonny Cepeda, Jorge Gómez, Rafy Diaz, Marcos Caminero, Willie Berríos, Charly Espinal, Mi amigo Miguelito, Luis Mariano Lantigua, y otros.

Wilfrido, en una palabra, ha sido la figura y el concepto más paridor que he tenido el merengue.

La tercera figura, sin lugar a dudas, ha sido la de Pochy Familia con su orquesta Coco Band, que a partir de 1989  sembró el país de “cocos musicales”, logrando un reimpulso para el merengue inusitado, con una convocatoria fuera de serie.

Los llamados coco-conciertos en Boca Chica, en el Monumento de la Restauración de Santiago, culminando con el apoteósico espectáculo en el Centro Olímpica, donde por primera y única vez, que una orquesta de bailables ha logrado llenarlo.

Y eso lo hizo la Coco con su estilo y manera de tocar el merengue, para gracia bendita del género, que hasta su llegada estaba descendiendo en el interés.

Esos son los tres “Padres de la Patria del Merengue”. Y el que diga lo contrario es un infame y perverso.

Y claro, que tenía que aparecer uno...

¿Saben quien es? No fue Nando Galán, sino el inefable Ramón Orlando…

Dijo Ramón Orlando en el programa "Gozando" que el único que revolucionó el merengue fue Johnny Ventura. Que Wilfrido y Pochy lo que hicieron fue tomar lo que hizo Johnny para “darle otros colores”, negando los aportes que estos le han dado al género.

Que Wilfrido y  Pochy  no revolucionaron nada, sino que se parapetaron en el trabajo de Johnny para hacer transformaciones en las se sustentaron. ¡Bárbaro!

Y los paniaguados aceptando eso porque lo ha dicho el “sumo pontífice de la música”.

Ni siquiera se detienen a analizar por qué dice eso.

Sencillamente  exalta solo a Johnny porque él no está en esa trilogía, y su egoísmo lo lleva a sacar de ella a Wilfrido y a Pochy.

Ese llamado “siervo de Dios” es lo más egoísta que cualquiera se pueda imaginar.

Lo más importante que ha hecho fue la orquesta llamada Internacional, con la cual se sirvió con la cucharada grande, aprovechando los recursos provenientes del dinero “non sanctus” de sus patrocinadores.

Muchos quizás no recuerdan quienes eran los patrocinadores de la Orquesta Internacional ni en la batea que lavaban.

¿Dígame usted si de un “siervo de Dios” así, un pastor que predica la “palabra”, se puede usted confiar?

Que alguien me diga, como canta Gilberto Santa Rosa