Desde República Dominicana, integrantes del grupo utilizaban tecnología para hacer parecer que las llamadas provenían del interior de los Estados Unidos
La Oficina de Asuntos Públicos del Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunció este martes que acusan a 16 personas, incluyendo a 11 dominicanos, vinculados a una “estafa de abuelos” en la que defraudaron millones de dólares de varios ciudadanos estadounidenses.
En el documento, se les acusa a este grupo de conspiración para cometer fraude postal y electrónico, fraude electrónico, fraude postal, conspiración para cometer blanqueo de capitales y blanqueo de capital, delitos que conllevan penas de hasta 20 años de prisión.
Pero, ¿cómo operaba esta supuesta red de estafadores?
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, los miembros de esta presunta operación denominados “abridores”, se encargaban de llamar a personas mayores en los Estados Unidos y se hacían pasar por hijos, nietos u otros parientes cercanos de las víctimas, alegando que tuvieron un accidente automovilístico o que fueron arrestados tras un accidente y necesitaban ayuda.
Desde República Dominicana, otros integrantes del grupo utilizaban tecnología para hacer parecer que las llamadas provenían del interior de los Estados Unidos.
Luego que los abridores engañaban a las personas mayores, otros que trabajaban en los call centers, conocidos como "cerradores", supuestamente se hicieron pasar por abogados defensores, agentes de policía o personal judicial y terminaban de convencer a las víctimas para que proporcionaran miles de dólares en efectivo para ayudar a sus seres queridos.
“Estos 16 acusados se aprovecharon del amor y la devoción familiar de los abuelos, estafándolos con millones de dólares”, dijo el Fiscal Federal Sellinger para el Distrito de Nueva Jersey.
Según los documentos de acusación, los cerradores les decían a las víctimas que dieran el dinero en efectivo a mensajeros que enviaban a las casas de las víctimas para recoger su dinero. Otras veces les indicaban que enviaran el dinero en efectivo por correo.
Una vez que se convenció de que dieran dinero en efectivo, los “despachadores” de los call centers reclutaron y administraron una red de mensajeros con sede en Estados Unidos para obtener el dinero.
Esos mensajeros iban a la casa de las víctimas ancianas para recoger el efectivo, a menudo usando nombres falsos y entregando a las víctimas recibos falsos.
Acto seguido, los mensajeros llevaron el dinero a otros miembros de la conspiración, quienes enviaron el dinero de las víctimas a la República Dominicana.
“Los abuelos, presas del pánico, pagaron rápidamente, a veces decenas de miles de dólares. Mi oficina está comprometida a proteger los derechos de todas las víctimas y procesaremos implacablemente a quienes supuestamente se dirigen a personas mayores vulnerables para robarles los ahorros que tanto les costó ganar”, leía parte de la acusación.
Según documentos presentados en este caso y declaraciones rendidas ante el tribunal esta supuesta banda estafaba a ancianos de varios estados como Nueva Jersey, Nueva York, Pensilvania y Massachusetts.
Dominicanos de caso “Estafa de abuelos” se pueden enfrentar hasta 20 años de prisión por cada cargo
Los once dominicanos implicados en el caso “Estafa de los abuelos”, en Estados Unidos, se enfrentarían a la pena de 20 años de prisión por cada cargo imputado en el fraude a adultos mayores estadounidenses.
De acuerdo a las informaciones difundidas por el Departamento de Estado norteamericano, además de la prisión, estos se enfrentarían al pago de una multa máxima de $250,000 dólares por cada fraude postal y electrónico, así como una multa de $500,000 dólares por cargos de lavado de dinero.
El anuncio fue realizado por el fiscal federal Sellinger, el agente especial a cargo James E. Dennehy de la División Newark del FBI y el agente especial adjunto a cargo McCormack de Investigaciones de Seguridad Nacional de Nueva York.
Los dominicanos que incurrieron en el fraude de millones de dólares, se enfrentan a 19 cargos de conspiración para cometer fraude postal y electrónico, así como conspiración para cometer lavado de dinero.
Entre los acusados figuran Juan Rafael Parra Arias, también conocido como Yofre, 41 años; Nefy Vladimir Parra Arias, también conocido como Keko, 39 años; Nelson Rafael González Acevedo, también conocido como Nelson Tech, 35 años; Rafael Ambiorix Rodríguez Guzmán, también conocido como Max Morgan, 59 años; Miguel Ángel Fortuna Solano, también conocido como Botija, y Boti, 41 años.
Asimismo están acusados Félix Samuel Reynoso Ventura, también conocido como Fili, y Filly The Kid, 37; Carlos Javier Estévez, 45; Luis Junior Rodríguez Serrano, también conocido como Junior, 27 años; Miguel Ángel Vásquez, también conocido como Miguel Disla, 24; Jovanni Antonio Rosario García, también conocido como Porky, y Chop, de 45 años; y José Ismael Dilón Rodríguez, 34.
Conforme a la acusación, los acusados incurrían en las estafas desde centros de llamadas en República Dominicana.
En total en la acusación figuran unas 16 personas, las otras cinco son identificadas como Endy José Torres Morán, de 21 años, de Brooklyn, Nueva York; Ivan Alexander Inoa Suero, 32 años, de la ciudad de Nueva York; Jhonny Cepeda, 27 años, de la ciudad de Nueva York; Ramón Hurtado, de 43 años, de la ciudad de Nueva York, y Yuleisy Roque, de 21 años, del Bronx, Nueva York.
En la “estafa de abuelos”, los acusados presuntamente se hicieron pasar por hijos y nietos de los ancianos, presentando situaciones como arrestos, accidentes automovilísticos, pago de fianzas, lo que motivo a que los abuelos asustados depositaran el dinero.
Los miembros de la conspiración denominados “abridores” llamaron a víctimas ancianas en los Estados Unidos y se hicieron pasar por hijos, nietos u otros parientes cercanos de las víctimas. Los centros de llamadas utilizaron tecnología para hacer parecer que las llamadas provenían del interior de los Estados Unidos. Por lo general, a la víctima se le decía que su nieto había tenido un accidente automovilístico, había sido arrestado en relación con un accidente y necesitaba ayuda.
Una vez que los abridores engañaron a las víctimas haciéndoles creer que sus seres queridos estaban en graves problemas, otros que trabajaban en los centros de llamadas, conocidos como "cerradores", supuestamente se hicieron pasar por abogados defensores, agentes de policía o personal judicial y convencieron a las víctimas para que proporcionaran miles de dólares en efectivo para ayudar a sus seres queridos.
Es triste ver que cada vez que hay un caso de estafa y fraude, estamos metidos los Dominicanos. No solo en USA, pero lo mismo pasa aqui en Madrid, donde ni la policia quiere entrar al barrio criollo. Si nos fijamos en el baseball, casi todos los casos, yo diria el 85% de los casos de abusos de esteroides, son dominicanos. Tu no ves boricuas, venezolanos etc en esos casos, siempre son dominicanos. Y es que el Dominicano cree (erroneamente) que ser tiguere es hacer lo mal hecho. Y es lo contrario! hacer lo mal hecho es ser estupido en un pais de tantas oportunidades como lo es USA.
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