LO QUE DICE ANGEL PUELLO

 Por Angel Puello

En la era digital actual, el fenómeno del contenido viral se ha convertido en un parámetro para medir el éxito de un video, artículo o publicación. A diario, en la prensa de la República Dominicana y en medios tanto tradicionales como digitales, escuchamos que "tal o cual video es un gran éxito porque se ha hecho viral". Sin embargo, es crucial recordar que ser viral no es sinónimo de calidad; muchas veces, lo que se propaga por las redes sociales puede ser inadecuado o incluso inmoral.

Los dominicanos hemos sido testigos de numerosos videos que, lejos de aportar valor o promover buenas costumbres, solo buscan la risa fácil o causar controversias. Vídeos que muestran situaciones cómicas, pero que también pueden ofender o denigrar a ciertos grupos. Este tipo de contenido, aunque atrae visualizaciones y comentarios, muchas veces carece de profundidad o un mensaje constructivo. Se viralizan debido a su capacidad de provocar reacciones instantáneas, una fórmula que muchas veces se basa en el sensacionalismo o la falta de ética.

Entre los tipos de videos que más se viralizan en la República Dominicana se encuentran aquellos relacionados con intimidades de los presentadores de las plataformas digitales y artistas en general, la comedia, el contenido que expone situaciones absurdas y que pueden cruzar la línea de lo aceptable. Estos videos a menudo generan risas y son compartidos ampliamente, pero suelen carecer de un mensaje positivo. A diferencia de este enfoque, el contenido de calidad, aunque no siempre se vuelve viral, es aquel que invita a la reflexión, educa o enriquece de alguna manera la experiencia del espectador.

En comparación con el gusto global, el contenido viral dominicano a menudo refleja aspectos culturales específicos, pero puede no alinearse siempre con tendencias más globales que buscan profundizar en la narrativa o abordar problemáticas sociales. En otros países, el contenido viral puede incluir muchas veces iniciativas que promueven causas sociales, como campañas de sensibilización. Estos videos pueden no recibir la misma atención mediática o viralidad, pero su impacto y valor son significativos.

Es fundamental que como consumidores de contenido desarrollemos un criterio más agudo y crítico. La viralidad es efímera; lo que es popular hoy puede ser olvidado mañana. Sin embargo, el contenido que realmente resuena, que tiene algo que decir y que promueve valores positivos, es lo que perdura y forma parte integral de nuestro crecimiento.

Finalmente , aunque el contenido viral puede ofrecer entretenimiento y atraer la atención, no todos los videos que alcanzan popularidad son necesariamente de calidad. La responsabilidad recae tanto en los creadores como en los consumidores para buscar y promover contenido que no solo entretenga, sino que también inspire y eduque. La calidad del contenido debe ser nuestra meta, y solo así podremos construir un ambiente digital más saludable y enriquecedor para todos.

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