El resurgimiento del vinilo: un fenómeno impulsado por la generación Z
Los discos de vinilo han regresado con fuerza, mucho más allá de la nostalgia de los audiófilos y la generación del baby boom.
Hoy, los jóvenes coleccionistas de la generación Z están marcando la pauta de este fenómeno, redefiniendo el consumo de música y posicionando al vinilo como un artículo de culto que combina la música con el arte y la decoración del hogar.
Un mercado en expansión
Según el informe Audio Tech Lifestyles de Futuresource Consulting, las ventas de vinilos han experimentado un crecimiento constante del 18 % anual en los últimos cinco años.
Sorprendentemente, más del 60 % de los miembros de la generación Z afirma comprar discos, lo que pone de manifiesto el impacto de este grupo en el resurgimiento del formato físico.
Pero, a diferencia de lo que muchos podrían suponer, los jóvenes no siempre adquieren vinilos por su sonido único.
De hecho, alrededor del 40 % de los compradores de discos en Estados Unidos ni siquiera poseen un tocadiscos, según cuenta a CCN James Duvall, analista principal de Futuresource Consulting.
El valor estético del vinilo
Una de las razones principales por las cuales la generación Z se siente atraída por los vinilos es su estética.
Según una encuesta realizada por Vinyl Alliance, el 56 % de los jóvenes prefiere el vinilo por su apariencia visual, mientras que un 37 % lo utiliza como elemento decorativo en su hogar.
Esta tendencia ha sido analizada por Jared Watson, profesor adjunto de marketing en la Universidad de Nueva York, quien lo describe como "consumo simbólico".
"Podría demostrar que eres un gran admirador o que aprecias más al artista", afirma Watson. "Los álbumes son arte asequible".
Este fenómeno también se ve impulsado por las ediciones especiales y las variantes de vinilo, que a menudo incluyen materiales exclusivos, como pósters, letras adicionales y, en algunos casos, canciones inéditas.
La cantante Taylor Swift ha sido una de las figuras más influyentes en este resurgimiento, promocionando sus discos como objetos de colección, lo que ha elevado las expectativas de los fanáticos y la industria.
Las variantes especiales y los artistas que marcan la diferencia
Taylor Swift ha sido pionera en transformar sus álbumes en piezas de colección. Cada edición limitada de sus discos es considerada por sus seguidores como una "pieza de historia" que ella misma curó.
A tal punto llega la devoción por las ediciones limitadas de Swift, que el año pasado cinco de sus álbumes se encontraban entre los diez discos más vendidos en vinilo en Estados Unidos.
Entre ellos, The Tortured Poets Department, que vendió 1.48 millones de copias, y Midnights, con 188,000 copias.
Actualmente, Swift ofrece cuatro variantes de Midnights que, al juntar sus contraportadas, forman la imagen de una esfera de reloj.
Para muchos, estas ediciones especiales son mucho más que música: son coleccionables, objetos con un valor emocional y simbólico.
Erin Davila, una joven de 28 años de Orlando, Florida, comenzó a coleccionar vinilos en la escuela secundaria, cuando la red social Tumblr popularizó la moda.
"El disco físico era casi como un trofeo de toda la música que te gusta, ahí en tu estantería", comenta.
Erin, junto a su marido Peyton, ha acumulado casi 1,000 discos, y ambos publican frecuentemente en redes sociales mostrando su colección, un fenómeno que ha crecido en paralelo con el interés por el vinilo como objeto decorativo.
En este sentido, el vinilo se convierte no solo en un medio de disfrute musical, sino también en una pieza clave para la decoración de espacios.
El vinilo como elemento decorativo
La decoración con vinilos ha ganado popularidad en la generación Z. Dexter Phuong, creador de contenido y coordinador de redes sociales de 25 años de Carolina del Norte, es un ejemplo de cómo el vinilo se ha convertido en una pieza clave para la estética del hogar.
"Durante el otoño, pongo Red de Taylor Swift o una variante de Phoebe Bridgers que se adapte a la estética naranja y verde de la temporada", explica.
Phuong, que posee casi todos los vinilos de Lana Del Rey, agrega: "Normalmente guardo las variantes como obras de arte. No las escucho mucho, a menos que incluyan una canción extra".
Compras con propósito
A diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes de la generación Z no sólo buscan una experiencia auditiva, sino una experiencia emocional y simbólica al comprar vinilos.
El concepto de "consumo simbólico" se ha vuelto central en este comportamiento, en el que se valoran tanto los objetos de colección como los pequeños caprichos que proporcionan gratificación inmediata.
Como señala Watson, de la Universidad de Nueva York, "Los hitos tradicionales, como comprar una casa o casarse, se han retrasado, por lo que los adultos jóvenes buscan gratificación en otros ámbitos, y ahí es donde vemos un aumento en el mercado de los objetos de colección".
La compra de vinilos también está marcada por una actitud de intencionalidad. Tony Baker, un joven de 27 años de Orlando, afirma que compra discos por el precio adecuado, independientemente de si los escucha inmediatamente o no.
"Compré un álbum de Toni Braxton por 100 dólares. Es lo máximo que estoy dispuesto a pagar por ahora", comenta Baker, quien publica sus colecciones en TikTok, donde comparte su amor por el vinilo.
Vinilos de segunda mano
Además del valor sentimental, la generación Z también valora el mercado de vinilos de segunda mano. Peyton Davila, por ejemplo, compara la compra de discos en tiendas locales por tan solo 5 dólares con la compra de ropa de segunda mano.
"Simplemente estás siendo más sostenible y no contribuyendo al exceso que tenemos de estos álbumes que se editan en exceso".
De acuerdo con Jeffrey Smith, vicepresidente de marketing de Discogs.com, un vinilo en perfecto estado se vende a una media de 15 dólares, un 45 % menos que el precio de venta al público, lo que lo convierte en una opción accesible y ecológica.


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