“Duele”: La confesión que Marc Anthony le hizo a su esposa sobre su identidad boricua

Marc Anthony nació en Nueva York el 16 de septiembre de 1968 como hijo de padres puertorriqueños y desde hace décadas, levanta la bandera monoestrellada en sus presentaciones alrededor del mundo.

Sin embargo, sus sentimientos hacia su identidad puertorriqueña han tenido altas y bajas.

En un adelanto de un video difundido por Vix Música All Access, Marc Anthony abrió una ventana poco común a su vida personal y a la relación que mantiene con su identidad boricua. La conversación, sostenida frente a cámaras junto a su esposa Nadia Ferreira, dejó al descubierto un conflicto que ha marcado buena parte de su trayectoria.

Durante el intercambio, el cantante explicó que su sentido de pertenencia hacia Puerto Rico ha sido una fuerza central en su carrera. Recordó sus primeras giras fuera de Estados Unidos y el peso emocional que sintió al representar a la isla frente a públicos internacionales. Según expresó, llevar el país consigo fue motor y responsabilidad: "Yo no dormía pensando en la responsabilidad de representar a Puerto Rico", expresó.

El artista también mencionó que la cultura puertorriqueña ha sido imprescindible en su vida artística y personal: "Siempre he sido un embajador de mi cultura", dijo al destacar que jamás renunciaría a esa identidad.

Sin embargo, la parte más vulnerable del relato llegó cuando confesó que no siempre ha recibido el reconocimiento que esperaba por parte de algunos sectores del público boricua.

"Hay muchos puertorriqueños que no me consideran puertorriqueño, y eso duele", confesó a su esposa.

El cantante señaló que esas percepciones han sido heridas con las que ha tenido que aprender a vivir, pero insistió en que nadie puede cuestionar lo que él siente: "No hay nadie en el mundo que me pueda decir y que me quite mi identidad de puertorriqueño".

Su confesión resonó de inmediato con fanáticos y reabrió el debate sobre qué significa realmente ser puertorriqueño dentro y fuera de la isla. Para él, la respuesta parece clara: la identidad no depende del lugar de nacimiento, sino del arraigo y del amor a una cultura que —como dijo en la entrevista— lleva “por dentro”.