El Gordo Gordo, Quiere Ser Flaco Flaco

Señores, lo increible, lo inesperado , está aconteciendo.
Rubén Darío Aponte, “El Gordo Gordo” ha rebajado 60 libras y la meta es despojarse de 100 de su masa corporal.
Durante toda su vida Aponte hizo ostentación de su gordura convirtiéndola en una marca de identidad similar a la de Freddy Beras Goico con El Gordo de la Semana.
No le bastaba ser gordo una vez sino dos veces y por ello lo de “El Gordo Gordo”
Pero al igual que a Freddy le llegó ya el momento de emprender un “body transformation” no por razones estéticas, sino por motivos de salud, conforme al dictámen de su médico.
El proceso ha sido traumático, pues Rubén Darío ha tenido que abandonar las suculentas comidas en un plan de dieta que lo han hecho poner como los bovinos a comer solo hierbas.
Atrás queda un mundo de anédotas de sus proverbiales ingestas.
Como aquella en que El Gordo Gordo viajaba en avión hacia Nueva York y le sacó provecho al hecho de que le quedaba vacío el asiento de al lado.
Al momento en que l repartían la comida, abrió la bandeja de servicio del asiento vacío de al lado y le dijo a la azafata que el compañero con quien viajaba se había parado al baño, con lo cual consiguíó que le pusieran otro servicio.
Con esa avivatada se “abrochó” dos comidas. Estaba claro que para esa “mole” no bastaba una sola comidita de “chuflay” de esas que sirven en los aviones que dejan a la getne con hambre.
Igual se recuerda cuando Aponte era el más popular animador musical nocturno de la capital en la época en que labora en “La Ciudad Alegre de Radio Clarín”.
Cuando Johnny Ventura terminaba de tocar sus bailes, aunque fueran en el interior, cuando regresaba a la capital siempre pasaba por la barra Dumbo y le llevaba su sandwich con su respectivo jugo de lechoza con leche hasta la cabina de la emisora.
De más está decir que con ese “cariñito”, con ese“detallito” El Caballo se ganaba unas buenas tocadas de sus discos en el programa, pues su compadre Rubén trabajaba de ese modo más alegre su Ciudad Alegre.