Santa Bachata

Si Juan Luis se ha hecho grande en el mundo, se lo debe en gran medida a la bachata.
“Bachata Rosa” con “Burbuja de Amor” fue la producción que le permitió agigantarse como artista, en lo cual mucho tuvo que ver Víctor Víctor, integrante del denominado 4-40 secreto.
Si nos vamos al caso de Héctor Acosta, su gran fama en ésta época se la debe también a la bachata, género que le permite proyectarse en una vigorosa doble vertiente que le mantienen en los primeros lugares de popularidad, cotización y contrataciones.
Gerardo Díaz (El Toro), gran mentor de “El Torito”, revela sin embargo, un detalle paradógico de ese proceso.
Dice que al principio, cuando le planteó a Héctor Acosta que cantara bachata, en su condición de productor y manager, el Torito se resistió argumentando que el no iba a entrar en ese género.
Hubo que convencerlo, y ya ven ustedes los resultados.
El ámbito de la música está lleno de situaciones parecidas, pues se recuerda la ocasión en que Wilfrido Vargas estaba de gira y Bienvenido Rodríguez, del sello Karen, buscó aquí a un grupo de músicos de estudio para grabar la pista del tema “Volveré” de Chiquetete, en versión de merengue.
Con esa pista hizo que Rubby Pérez le pusiera la voz y lanzó el disco a la radio como el nuevo de Wilfrido Vargas.
El éxito fue inmediato, pero Wilfrido estaba molesto, porque decía que no lo había hecho él ni sus músicos.
Ni siquiera lo montó en su repertorio, pero con el merengue atronando por todas partes la gente comenzó a pedirselo en los bailes, y a Wilfrido no le costó más remedido que deponer su orgullo y meterlo en su repertorio.
Pero también Rubby Pérez tiene su historia, pues cuando Ramón Orlando lo llamó para que escuchara su tema “El Perro Ajeno, al cantante de Haina no no le gustaba.
Lo convencieron de que lo hiciera, y el mismo se convirtió en Merengue del Año en los Casandra, y puso a Rubby a “guisar” por un buen tiempo.
Ya desearía Rubby tener otro perrito asi, aunque sea ajeno....
El problema es que ahora el perro se ha ido a ladrarle a José Peña Suazo, quien proclama en un merengue que dejen a esos perros que sigan ladrando.