Quien haya estudiado la idiosincracia de la gente de seguro que habrá llegado a la conclusión de que lograr la adhesion de los demás merced a la práctica de conceder regalos y favores es un arma de doble filo.
En la política se le denomina clientelismo, y en la práctica la peor expresión la encuentra usted en el inefable Amable Aristy Castro, el candidato a la presidencia de la República del Partido Reformista, quien ha hecho probervial el reparto de dinero y de gallinas, como parte de su estrategia electoral.
El día que Amable deje de repartir gallina, sea por la gripe Aviar o porque se le acaben los recursos, escuchará usted a la gente diciendo que es el hombre más hambriento y miserable del mundo.
Igual ocurre con los programas que buscan audiencia en base a regalos y concursos. Cuando no pueden seguir dando, la gente se muda.
Georgina Duluc se acostumbró a desfilar por la alfombra roja, ahora dorada, de los premios Casandra, exhibiendo costosos trajes dizque de medio millón de pesos.
Empezó esa práctica en la época de la danza de los millones de Baninter, y la siguió en su período de romance con el economista Andy Dahuajre.
Este año Georgina ha hecho el anuncio de que no proyecta desfilar por la alfombra dorada del premio Casandra, y de inmediato muchos han concluido en que la diva está “en mala”, que está en su peor momento y que tiene una “olla que se la está llevando el diablo”.
A esto se le asocia al hecho de que ni siquiera está como antes en la televisión
Se aduce que se le acabaron los suplidores, y que para colmo ya ni siquiera puede contar con “el señor de las tarjetas”, como tampoco con el “señor de los calendarios”.
No han faltado los “cabeza hueca” que catalogan la anunciada ausencia de Georgina como una sensible pérdida para El Casandra, cuando en verdad la que va a perder es ella, pues ese desfile por la pasarela dorada se ha convertido en un referencial de las mujeres que están y la que no estan. Es decir, las que están “in”, y las que están “out”.
De hecho Georgina después de desfilar lo que siempre hace es irse para su casa y no entra al teatro, lo cual da una idea clara de cuál es el interés de la inversión que venía haciendo.
Así que para el Casandra no es ningujna pérdida.
Quienes sí deben estar lamentando la pérdida son los moditos y diseñadores que se han cogido la alfomba dorada para ellos hacer negocios y mercadeo.
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