martes, 19 de febrero de 2008

La Venganza del Espadachín Manco

En la historia del arte popular dominicano hay hechos y ocurrencias que es importante reseñar y recordar para que consten a las nuevas generaciones.
Uno de ellos tiene que ver con el maestro Rafael Solano en los tiempos en que se encontraba en los primeros planos de popularidad con sus bolemengues, mangulinas y otros ritmos vernáculos que popularizó con su orquesta.
Eran los tiempos de “Manolao”, “Dominicanita” , “Pensandolo Bien” y otros éxitos que le siguieron a “Por Amor”.
En los años setenta, el fenómeno de la payola estaba en pleno auge, como recurso de promoción y de extorsión, lo cual mantenía muy disgustado al maestro Solano, un artista con fama de “tacaño” que no entraba en eso de tener que pagar dinero a los locutores para que sonaran sus discos en la radio.
Alguien le aconsejó que hiciera “relaciones pública” y que una adecuada manera de acercamiento hacia los locutores sería invitarlos a una actividad social en su casa.
Con más desagrado que agrado, Solano aceptó la sugerencia y organizó una cena en su casa, a la cual invitó a importantes directores y programadores de estaciones de radio, así como a los mas populares locutores de la época.
Predominaba la radio de A.M. pues todavía la F.M. no se había desarrollado.
El grupo de invitados disfrutó de las atenciones del conocido músico que incluía, además de unos tragos, una rica cena.
El ambiente era de camaradería, de mucha gente hablando en chercha.
Justamente luego de que habían terminado el postre, sucedió un hecho insólito.
Solano se puso de pies frente al grupo de invitados y dijo en voz alta.
-Bueno, ya bebieron, ya comieron, ya se hartaron?. Ustedes ven que son unos lambones. Ahora se me van de mi casa!.Fuera!, fuera!, fuera!- y botó a todo el mundo de su casa.
Fue una especie de “venganza del espadachín manco” lo cual quedó registrado como uno de los actos más bochornosos y humillantes que se han hecho en contra de los locutores.
De más está decir que Solano nunca más volvió a sonar en la radio.
Tanto así que hoy en día hay programas de merengues clásicos de los setenta y ochenta, donde nunca usted escucha un tema de Solano.


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