Fo!..Qué bajo!

Como analista del negocio del entretenimiento y el espectáculo de manera recurrente me veo en la necesidad de analizar las tendencias y los fenómenos que se dan en la música.
Lo hago basándome en la experiencia y las vivencias que a través de los años he podido acumular, sin detenerme en preferencias ni detalles propios de los fanåticos de los artistas.
El fanatismo no permite pensar ni razonar a los que se dejan envolver por la magia y el magnetismo de los artistas.
Para ellos cualquier disidencia o cuestionamiento al trabajo de un artista representa un ataque a su ídolo.
Aprendí hace mucho que confrontar a los fans de los artistas es una manera miserable de perder el tiempo y en ése plano en modo alguno quiero verme.
De lo que si no puedo sustraerme es de exponer mi opinión y mis ideas en torno a los elementos y detalles que le confieren singularidad al quehacer artístico.
Hay quienes no quieren entender que algunos códigos no pueden ser ponderados ni mucho menos aceptados por la gente consciente de su responsabilidad en la sociedad.
Porque dígame usted, por qué tenemos que aceptar como bueno y válido un tema que habla de que “tú estudias en la Pucamaima, yo estoy en la UASD, tú vendes perfumes Avon y yo vendo crack”.
Quién ha dicho que tenemos que exaltar, reverenciar y premiar a un señor que en un tema diga “Estoy jarto de las mujeres, estoy cansado de los totos”.
Es que que nos estamos volviendo locos?.
Para colmo quien no comulgue con eso está “viejo y desfasado”. Vaya usted a ver...
Ejemplos hay de sobra de géneros que para entrar a las grandes premiaciones primero tuvieron que limpiarse.
La bachata no llegó al Casandra hasta que no dejó las pleberías de Blas Durán de “El Pajón”, “El Radio”, “El Abanico” y aquello de que “la mujer que come salchichón de noche no sabe el animal que se está comiendo”.
Los bachateros mejoraron su lírica, entraron al Casandra y hoy día son los artistas más cotizados y están en las premiaciones internacionales más importantes de la música, cuando hasta hace algunos años era una expresión de la cual muchos se avergozaban y la marginaban.
Juan Luis Guerra conquistó el mundo no con merengue, sino con bachatra (Bachata Rosa), y ahí están Aventura, Monchy & Alesandra, Antony Santos, Frank Reyes, El Torito en bachata, Zacarías, Joe, Raulín, y todos los demás.
Pero si nos vamos al reggaetón, también vemos que hasta que no llegó Daddy Yankee, que lo limpió y depuró, tampoco entraba a las grandes premiaciones.
Estos dos géneros son más que ilustrativos del tema que estamos exponiendo.
Le toca a ciertos amigos decidir si desean ir al baño a ducharse o si prefieren seguir "chapaleteando" en el agua de cloaca.