Si No Me Amas...eeey!

La boda del general José Miguel Soto Jiménez y la conductora de programas de televisión Luz García ha sido publicitada como “el acontecimiento del año”, “la boda del año” y otros calificativos lisonjeros que cumplen el propósito de exaltarla, de sobresalir y de llamar la atención al máximo.
Parecería que la inversión que se ha hecho en la ceremonia y en el montaje de toda la parafernalia que la misma ha conllevado se procura recuperar con la publicidad y promoción que se le ha dado, cual si fuera un espectáculo artístico cualquiera.
Y precisamente de eso se trata: De un espectáculo.
Lo curioso es observar como el general Soto Jiménez, ex secretario de las Fuerzas Armadas, un intelectual a carta cabal, del que se dice que hasta pudiera tener aspiraciones preferenciales, se ha prestado al juego de convertir su matrimonio en un “show”.
Claro está que quien ha estado detrás de todo eso es su ahora esposa Luz García.
Ella es la que ha llevado al general a “farandulearse” llegando el asunto a extremos que algunos consideran exagerados.
Sin embargo no debe uno extrañarse de que ese tipo de cosas estén sucediendo aquí con gente a la que se le considera seria.
Sólo hay que ver al presidente Leonel Fernández en campaña bailando y haciendo de frente de combo en algunos actos.
Algunos políticos (no es el caso del presidente Fernández)se tienen al menos de la farándula y cuando quieren atacar a alguien lo acusan de "farandulero".
Pero andan detrás de los artistas y los músicos y entran en todo para hacerse los graciosos en el medio.
Además hay que observar los lios "fundilleros" de presidentes de Argentina, de Francia y las veleidades en que políticos del Perú han caido también con algunas conductoras de la televisión peruana,.
Lo que aquí está sucediendo con políticos y funcionarios enredados entre las piernas de las megadivas debemos verlo como un reflejo de un fenómeno que se está dando en todas partes.
Por eso es que el pueblo, en su sabiduría popular, conceptualiza y sintetiza estos hechos con el refrán aquel del poder que se le atribuye a un pelo de la parte pudenda de una mujer.