Mientras Luis Miguel, “El Sol”, dice en una rueda de prensa en México que los artistas no deben incursionar en la política, a mi mente llega el recuerdo de Freddy Beras Goico en los inicios de la revolución constitucionalista del 1965 frente a las cámaras de televisión de Radio Santo Domingo, con una correa de balas de ametralladora calibre 30 cruzada en el pecho, pidiéndole a los dominicanos resistir y luchar contra los aviones de la base aérea de San Isidro que en ese momento estaban bombardeando al pueblo.
En los techos de nuestras casas de tejas en María Auxiliadora caían los casquetes de las balas de ametralladoras calibre 30 y 50 de los aviones P-51 conformado por un mortífero escuadrón que ametrallaba y bombardeaba la cabeza occidental del puente Duarte en secuencia, mientras los constitucionalistas libraban una fiera batalla para no dejar pasar por el mismo los tanques de la “caballería blindada” de la base de San Isidro.
Era un muchacho, pero lo recuerdo bien, sobre todo porque casi me quemo al ir a coger un casquete de bala de las disparadas por los aviones que caían en el patio de la casa paterna.
En medio del tabletéo de las ametralladoras y del zumbito de los aviones, Freddy junto a otras figuras pidiendo en televisión a la gente que pusiera espejos en las azoteas de las casas para cegar con el reflejo del sol la visibilidad de los pilotos que bombardeaban al pueblo.
Ese sol que en el 1965 Freddy invocaba como un aliado del pueblo no es el mismo sol al que hoy apela Luis Miguel como parte de su “alias”, en el afán de conferirle grandeza a su identidad
Si nos lleváramos de “El Sol” Luis Miguel, la actitud de Freddy en ese momento era injustificada porque los artistas según él “no deben meterse en política”.
Como tampoco debió hacerlo Cuco Valoy, ni Mundito Espinal, Salvador Pérez Martínez (El Pera) ni la flor y nata de los locutores que estuvieron con Caamaño en la radio constitucionalista, a la cual los norteamericanos que nos invadieron, y que vinieron “a salvar vidas”, interferían con los llamados "abejones".
Tampoco fuera válida la creatividad de Aníbal de Peña cuando compuso el himno de los constitucionalistas, porque “El Sol” dice que el artista no debe “meterse en política”.
Y es que para "El Sol" las únicas canciones válidas son aquellas como su éxito "Cuando Calienta el Sol"
A Johnny Ventura habría que censurarle por la ocasión en que ocupó la iglesia de San Antón con todos sus músicos, como protesta en contra de la represión del gobierno de los doce años de Balaguer.
Lo mismo cuenta para Expresión Joven y todos aquellos que se atrevieron a desafiar al régimen con el montaje del histórico Siete Dias con el Pueblo.
Para qué exponerse a la represión y al sacrificio luchando junto al pueblo cuando lo aconsejable e ideal es mantenerse como “El sol” Luismi disfrutando de la “dolce vita”, con un listado de exigencias en sus shows que van desde toallitas doradas, champagne Magnun, fresas silvestres, bocaditos de cardenal, aguitas de los montes pirineos, camillas para masajitos “al dente” y 50 pedidos más que hay que cumplir al pie de la letra, sin importar lo absurdo o disparatados que pudieran considerarse.
De la gente del pueblo hay que cuidarse y eso lo tiene tan bien claro Luis Miguel que hasta un moreno tiene contratado para que lo hale por detrás cuando se inclina demasiado en el borde del escenario en sus conciertos, no vaya a ser que las fans lo tumben y “se lo coman” .
Para qué un artista debe meterse en esa vaina de la política, donde con frecuencia en vez de perfume hay que soportar el olor a pólvora ?.
No ombe no, después de todo, no es verdad eso de que “el sol sale para todos..”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se valora el envío de comentarios no ofensivos apegados a la moderación.
NIURKA BAEZ,
Moderadora de comentarios