Fobia a la piscina

Como ya se conoce, los viajes de Semana Santa del grupo de amigos de Luis Medrano se han convertido en una tradición de más de 25 años que empezó a finales de los setenta cuando se hacían “serruchos” para ir a Puerto Plata.
En esos 25 años muchas cosas han cambiado, pues algunos de los “muchachos” que en los setenta estaban “en hoya”, hoy son millonarios. Por eso las vaciones de Semana Santa se hacen ahora por todo lo alto, en resorts “todo incluido”, sin necesidad de hacer “serruchos”.
Pero también en lo físico las cosas han cambiado. Algunos que eran flacos, hoy son gordos; otros que tenían pelo hoy son calvos y también los hay barrigones y canosos.
Lo que no ha cambiado es el espíritu aventurero y la amistad que se ha mantenido a través de los años, incorporando a nuevos al club.
En un reciente viaje se descubrió algo que había sido motivo de intriga en parte del grupo.
Y es que algunos amigos prefieren bañarse en los balnearios, en los rios, manantiales, pero nunca en la piscina del hotel.
Con la piscina llena de bellas muchachas el grupo de Luis Medrano, Francis Moya, Enrique Fernández, Reyes Guzmán, Severo Rivera, Cristhian Jiménez por nada del mundo accedían a bañarse en la misma.
Todo el tiempo en una mesa bajo un paraguita, tomando tragos, en chercha y nada de entrar a la piscina.
Las chicas les invitaban a que se tiraran al agua y era realmente sorprendente que no accedieran al llamado de aquellas “tentaciones acuáticas”.
“Es que a nosotros no nos gusta la piscina”, decían.
!Hasta que dándole vueltas al asunto se descubrió el motivo!
Es que como a la piscina se le echa cloro para purificar su agua los tipos no querían entrar en ella para que no se les saliera el tinte del pelo.
Los tipos sabían que a la piscina de un hotel, como acoge a tantos huéspedes, la concentración del cloro para la limpieza de su agua debe ser mayor que la de una piscina familiar.
Temían soltar más tinta que un pulpo y que se les descubrieran todas las canas.
Bárbaros!.