domingo, 25 de mayo de 2008

YO Y LA GUERRILLA

Ahora que he hablado de Rikarena y los bailes que han amenizado para la guerrilla colombiana me viene a la mente la primera vez en que también tuve una experiencia de esa naturaleza.
Fue en el 1969 cuando viajé a Colombia a participar con el Teatro Universitario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el Segundo Festival de Teatro Universitario celebrado en Manizalez, la capital del Departamento de Caldas, una ciudad enclavada entre montañas con calles que corren por pendientes tan pronunciadas que a nadie se le ocurriría comprar una bicicleta, a menos que sea una "mountain bike" de algun "fiebrú"
La burguesía "cafetalera" se hizo construir el que se consideraba entonces el mejor teatro de Colombia, pese a ser una ciudad provinciada, y para darle utilidad crearon un festival internacional de teatro universitario que ponía a Manizales en el mapa del mundo culturalmente hablando.
Un teatro majestuoso denominado Los Fundadores, el cual fue visitado coincidencialmente para la misma fecha por el arquitecto dominicano Teófilo Carbonell, quien viajó a Manizalez a conocerlo, como parte de una gira internacional para ver las instalaciones teatrales más modernas, con el fin de buscar las mejores ideas para la construcción del Teatro Nacional de Santo Domingo.
En el 69 Carbonell fue a ver la estructura de Los Fundadores, del cual tomó algunas ideas para construir nuestro Teatro Nacional, a cuya inauguración fui invitado en el año 1973 cuatro años más tarde
Como se trataba de estudiantes universitarios de toda América Latina nos alojaron en las instalaciones de un seminario, mientras todos los escritores, poetas, literatos y autoridades de las universidades participantes fueron llevados a un hotel.
Pero estábamos a gusto en el seminario, compartiendo en camaradería con actores y actrices de las universidades de toda América.
Las chicas que más nos impresionaban eran las chilenas, que andaban abrazadas de sus compañeros siendo solo amigos, sin ser novios, algo impensable entre nosotros los dominicanos.
Quién de nosotros le echaba un abrazo a Fiume Gómez, Onaney Girón, Purita Sánchez?
Una de las frias mañanas de Manizalez mientras caminábamos por los jardines del seminario advertimos la presencia de un grupo de jóvenes que hacían señas para que llegáramos hasta donde ellos se encontraban, fuera del perímetro del recinto donde estábamos alojados.
Junto a Luis Felipe Rodríguez y Juan Carlos Mieses me dirigí hasta donde estaban los que nos llamaban.
El grupo se nos presentó como estudiantes universitarios que deseaban repartir unos volantes entre los estudiantes de las universidades que participaban en el festival.
Requerían nuestra ayuda para la distribución del material en el local del seminario, ya que no se les permitía entrar.
Vestían de civiles, pero eran guerrilleros de las que se habían infiltrado hasta el lugar, algo que no supe en ese momento, sino tiempo después, por una confidencia que me hizo una colombiana amiga.
El amigo Luis Felipe entró en pánico al percatarse de que en el material propagandístico que nos pedían que distribuyéramos se explicacba la lucha que estaban desarrollando los grupos revolucionarios en Colombia.
La razoné a Luis Felipe que no era una bomba la que nos estaban dando, que se trataba de simple material de literatura que no había pecado alguno en leer ni conocer.
Pero el amigo Luis Felipe tenía el síndrome del gobierno de los doce años de Balaguer que en ese tiempo estaba en pleno apogeo en República Dominicana , con su carga de represión en contra de la literatura de izquierda, que se catalogaba en el país de “propaganda comunista”,”subversiva” “atea”y “disociadora”.
Y yo en esa época me encontraba en plena efervescencia de mis creencias revolucionarias, haciendo un arte contestario de denuncia al régimen, que más tarde me costó censura y una fuerte represión.
Sin ningun miramiento tomé el paquete de volantes y lo llevé hasta el seminario, donde lo distribuí por debajo de las puertas de las habitaciones de todos los demás estudiantes.
Qué carajo, tanto miedo!
Creí de ese modo cumplir con una encomienda de jóvenes estudiantes universitarios, que como les dije luego me enteré eran integrantres de una celula guerrillera.
Ay si Luis Felipe hubiera sabido eso!.

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NIURKA BAEZ,
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