DIVAGACIONES DOMINICALES

Es la tarde clonada de un domingo cualquiera.
Imposible trasegar la memoria y ocultar el recuerdo de aquellos tiempos acaramelados en que la brisa se llenaba de voces untadas de papeles de helado Bon.
Y de repente la realidad de que ya no hay tiempo para recrear la fantasía.
Que conste, no soy amigo de posiciones taxativas ni de los paños calientes.
Pienso que no hay que ser muy “straight” pero tampoco demasiado laxo.
Por ello reitero que no tengo el por qué sonrojarme cuando Eduardo Auté canta como se masturba con Sharon Stone “in his mind”.
Ya me lo imagino detenido en un destello orgásmico con su cara amarillenta “por el polvo”.
Creo sin embargo que no hay por qué sucumbir a la misoginia encubierta de algunos intérpretes de la vanguardia tecno ni a los mensajes subliminales de los mutantes que pretenden viajar en un tren que nunca pasa, queriendo sembrar sus dias en el umbral del tiempo.
Después de todo ello representa una suculenta plusvalía para la industria -porque siempre habrá alguien dispuesto a perdonarle sus patinazos- oiganme bien.
Si entiendo que no tengo que bailar al ritmo que otro toque asumiendo el rol de la serpiente encantada que espera el sonido de la bombarda para levantarse de manera sinulosa y sugerente.
Hay que entender, sin embargo, que la canción ha cambiado con el tiempo, en un mundo que se ha cansado de dar vueltas, emborrachado de tantos amaneceres, atardeces y anocheceres...
Quizás esos cambios te llegan en el porche de tu vida , pero talvez puede ser que te atrapen en el ecuador de tu existencia...
Qué hacer, entonces?
Por qué pagar por tragos que no te has bebido?
Después de todo quizas lo importante sería prepararse para la batalla final y dejar de lado el maniqueismo con el cual nos han manipulado desde siempre.
Puede que sea la hora ya de empezar a encarnar al ladino lobo del cuento de la Caperucita...