TO BE OR NOT TO BE....

Con frecuencia la gente ve que llego a los lugares de fiestas o que hago una incursión furtiva a los locales donde se presentan espectáculos sin dejar sentir mi presencia.
A veces no me quedo en los bailes, porque solo paso de ronda para comprobar que tal le ha ido.
Lo hago para que nadie me cuente, en interes de verificar la asistencia de público a los mismos.
Toda la gente del ambiente sabe que soy el periodista con más presencia en todos los lugares de baile, porque no dejo que me metan “gato por liebre”.
Sé, inclusive, cuando un establecimiento está lleno y la mayoría de boletas han sido regaladas.
De igual manera cuando los dueños de fiestas y espectáculos falsean la capacidad del local y la asistencia.
Uno quisiera no decir la verdad para proteger el negocio de algunos amigos, a los cuales no les conviene que se diga que la concurrencia a un evento que organizan ha sido floja, por aquello de los patrocinios.
Hay empresarios que le temen "como el diablo a la cruz "a que se diga un evento que organizan ha estado "flojo", porque eso les crea conflictos con los patrocinadores.
Después de todo, hay que entenderlos y comprenderlos.
Uno sin proponerselo está atentando contra su negocio y su comida.
Es la parte desagradable que tiene este oficio, donde a veces no sabe uno si hacerse de la vista gorda o falsear la verdad por intereses o complacencia, corriendo entonces el riesgo de perder el bien supremo de la credibilidad.
El primero que no lo perdona es el público que ha estado presente en algunas fiestas y eventos.
Mal haría uno con aparecerse diciendo que un baile en una discoteca estuvo lleno o que un show en El Maunaloa fue un gran éxito, si la poca gente que allí estuvo es la primera que saldrá a decir lo contrario.
Y digo esto en sentido general, no estoy aludiendo a nadie en particular.
Ese no es mi interés...
“To be or not to be”...he ahí el dilema, amigos...