LOS CUBANOS EN LA TV INFANTIL

La televisión infantil en nuestro país desde su origen siempre estuvo vinculada a la presencia de productores extranjeros venidos desde países donde ya habían desarrollado con éxito las ideas de producción que nos traían como una novedad.

No había televisión satelital ni mucho menos telecable, por lo que cualquiera que viniera con un proyecto probado en el extranjero se apoderaba de inmediato del interés de la gente que lo recibía como una novedad.

Así fue que en los años sesenta llegó al país el cubano Abel Barrios con el personaje de El Abuelito Cantarín y su programa ''El club de los Nietos" que se convirtió en un verdadero fenómeno de popularidad en la niñez dominicana.

El que no era miembro de El Club de los Nietos no estaba en nada.
República dominicana escogió como su favorito al Abuelito Cantarín quien pegó las expresiones de "pa' encima ñeñé" y el estribillo de "la niña va ganando y el niño está perdiendo" que indistintamente variaba dependiendo de quien estuviera arriba en el juego.

Luego supe que ese abuelito había pasado por Venezuela, con el mismo personaje y programa a finales de los años cincuenta en Radio Caracas Televisión, canal que salió al aire primero que Venevisión durante el gobierno de don Rómulo Betancourt.

El Club de los Nietos marcó un hito en la televisión infantil dominicana.

No se puede decir que por coincidencia, pero otro cubano luego vino a darle una nueva dimensión a la televisión infantil criolla.

Nada menos que Marcos de Córdoba, el célebre Sheriff Marcos, que en su set tenía una especie de estación policial del viejo oeste, con una cárcel, donde amenazaba con recluir a los niños que se portaban mal.
Los padres llamaban por teléfono al programa para decir cuando sus hijos se portaban mal y el Sheriff amenazaba con castigarlos poniéndolos tras las rejas, lo cual bastaba para que los niños entraran en pánico y prometieran "comerse toda la comida" y portarse bien.
Claro, eso era en esos años de fábula y fantasía, porque los ''tigueritos'' de ahora se rifarían al Sheriff Marcos para ver cual lo bufea más.
De lo menos que harían sería quitarle el sombrero y entrarle a sombrerazos limpios, en caso de que quiera detenerlos en su rol de alguacil.
No hay que olvidar que los carajitos de ahora escenifican duelos de vaqueros con los videojuegos y que han desarrollado una asombrosa puntería con los revólveres virtuales.
Tumban a cualquiera, mucho más al viejo Sheriff Marcos.

Es seguro que no pudiera aguantar ese "foete'' en este tiempo de "el nuevo oeste".
El caso es que en esa época Nuria Piera era la niña que el Sheriff cargaba en sus piernas, en su rol de gendarme aconsejando y amedrentando a los niños.
Con esas bobalicadas, vestido de Sheriff, se hizo célebre Marcos de Córdoba.

Hazme uno de vaqueros

Por cierto, que recuerdo la ocasión en que José Manuel Fuentevilla, otro cubano que se vestía de vaquero en el Rancho La Campana de la 27 de Febrero, se enfrentó en un duelo con el Sheriff Marcos en una disputa por una rivalidad que terminó en enemistad.
Ambos se creyeron y se tomaron muy a "pecho" sus personajes de Sheriff y de vaquero.
Como los dos estaban en el mismo terreno, buscándosela como vaqueros, uno en un programa infantil y otro en un restaurante de madera al estilo viejo oeste, no pudieron evitar rivalizar y cuando se encontraban había que desapartarlos.
Les digo que se creyeron tanto los personajes que encarnaban que en una ocasión se encontraron y hasta desenfundaron sus revólveres olvidándose que los mismos eran de juguete. Je, je, je...

FOTO:

1.-Marcos de Córdoba
2.-Caricatura