Increíble la cantidad de gente que concentró en su segunda noche el Festival Brugal del Merengue en Puerto Plata.
Con el día más despejado, sin las lluvias de la noche anterior, los puertoplateños se volcaron hacia La Puntilla llenado ampliamente la zona para disfrutar del festival que arrancó con la música de la Querubanda, que calentó el ambiente para luego dar paso a Rafely, la nueva promesa del merengue, quien realizó una actuación vibrante e impactante.
Este joven al que se le puede considerar el representante de la continuación de la dinastía de Los Rosario exhibe una vitalidad y una fuerza que le permite llegar con mucha facilidad a la gente joven.
Un estilo moderno en los arreglos, jugando con el tecno, con las fusiones de elementos, rompiendo esquemas en la coreografía y en los bailes, todo ello conjugado para ofertar una propuesta nueva, fresca, ligera, que se advierte muy bien manejada.
Diferente a lo que hizo Toño con su hijo Mínimo, al cual "minimizó", para usar un término acorde con su nombre, y no lo dejó crecer.
Rafely se dió cuenta de la trampa que representaba seguir esperando bajo la ''cobacha'' de Papá Rafa y Los Rosario y decidió "liberarse" para emprender su propio camino, algo que en su momento deberá entender y aceptar su progenitor, si es que aún no ha llegado
al punto de admitirlo.
Rafely pasó con muy buenas notas la prueba de enfrentarse con su orquesta por primera vez a una multitud como público.
Después le correspondió a actuar a Bonny Cepeda, un músico con un formidable arsenal de éxitos musicales que le permiten manejarse con desahogo en un espectáculo multitudinario, donde los artistas tienen que emplearse a fondo para mantener el interés de tanta gente.
Bonny es un artista que no se deja caer ni en lo musical ni en lo físico, luciendo siempre un peinado juvenil y actualizado.
Ello, unido a su rostro de "baby face" le permiten una conexión con el público de antes que vivió sus exitos, como con la muchachada de ahora que ve en él uno más de los suyos.
El cierre estaba reservado para José Peña Suazo, que antes de subir a escena fue entrevistado en un set diseñado especialmente para la transmisión de televisión.
El entrevistador Jari Ramírez aprovechó para formularle una pregunta en torno a que supuestamente le habrían sacado los discos de la emisora del grupo Telemicro, temática que algunos de los periodistas que estaban en la tarima VIP consideraron que era algo que no venía al caso, que se veía como traído por los pelos.
El caso es que desde que se metieron en ese tema, parece que Peña fue castigado no se sabe por cual designio, pues empezó a llover.
La noche había estado seca, sin lluvia, pero desde que llegó La Banda Gorda sobrevino una lluvia gorda, como para dañarle la actuación a Peña.
Mucha gente se marchó pero hay que decir que la mayoría se quedó.
Y no era para menos...
José Virgilio ha desarrollado una gran capacidad en el manejo de multitudes, y por ello cuando está en una escenario se crece en lo musical y en los recursos que emplea para no darle descanso a la gente como buen dignatario y rey del mambo.
Al final, los presentadores Domingo Bautista, El Cocodrilo, La Condesa y Jari Ramírez salieron varias veces para despedir el espectáculo, pero la gente no permitía que se marchara, obligándole, aun bajo la lluvia, a que continuara tocando.
Sin lugar a dudas la de Peña Suazo es una banda que hace honor a su nombre y que en lo musical sabe "bajar pesado" .
En cuanto a los presentadores, después de Nelson Javier, el más lucido de la noche fue sin duda Domingo Bautista, quien es un experto en tarima y sabe usar los recursos de animación con el público.
Además, hizo en la antesala una entrevista muy buena con Bonny Cepeda, aprovechándose el hecho de que ambos vivieron la misma época y son parte de la misma generación.
FOTOS:
1.- Rafely
2.- Bonny Cepeda
3.- Peña Suazo
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