Por Johnny Arrendel
Vidal Cedeño se comunicó con "El Mismo Golpe" de Jochy Santos, para denunciar el atropello por parte de una línea aérea contra una anciana que necesita de silla de ruedas para desplazarse.
Indignado, el empresario criollo radicado en Nueva York, le informó a Jochy que la anciana fue ultrajada e impedida de abordar el avión con rumbo a esa ciudad, por lo que en solidaridad con la víctima decidió perder el vuelo también, y posteriormente radicar una demanda.
Cedeño explicó que al presenciar el abuso contra la dama, sintió una especie de "deja vu", al recordar que tiempo atrás tuvo un enfrentamiento con la misma aerolínea por casi idénticos motivos.
Sin embargo, en esta ocasión el promotor de los eventos artísticos de mayor impacto entre la comunidad dominicana en Nueva York en los últimos tiempos decidió mantener la calma y entablar un juicio.
Observo que aunque la denuncia tuvo los elementos necesarios para conmover al país y apuntar la atención hacía los atropellos de determinadas empresas extranjeras, el interesado no escogió el canal idóneo para plantearla.
No me refiero al nivel de audiencia, que en el caso del Mismo Golpe es descomunal, sino al escenario en sí, ya que de haber formulado su queja en un programa de carácter netamente informativo, de actualidad, o en la sección pertinente de un periódico, probablemente se estaría hablando todavía del caso.
Naturalmente, las informaciones puramente faranduleras o cherchosas tienen en espacios como este su medio natural de difusión, pero para impactar con asuntos serios allí, el eventual caso tendría que involucrar a figuras que por si mismas sean noticia, tales como Juan Luis Guerra, Fernando Villalona, Freddy Beras Goico y unos cuantos más.
Es decir, la misma denuncia con iguales actores, presenta distintos niveles de impacto, de acuerdo al tipo de medio donde se registre en lo relativo a las temáticas que traten.
OTRO CASO
Lo mismo pasó hace poco con Bonny Cepeda, quien llamó a Jary Ramírez a su programa vespertino de Color Visión desde el aeropuerto Las Américas, para comunicar que oficiales de seguridad le habían vejado, sin tomar en cuenta su condición de "embajador musical del país".
Recuerdo que aunque Jary acogió la queja de Cepeda con el rigor de lugar, aquello no pasó de allí, y ninguna autoridad se dio por aludida ni otros medios le dieron seguimiento.
Si Bonny hubiese llamado a uno de esos programas matutinos de radio o televisión, que abordan el accionar político y gubernamental, lo más seguro es que su denuncia motorizaría la actuación de funcionarios de las áreas involucradas para tratar de reparar el daño de imagen.
CUANDO SÍ…
Todo es diferente, cuando casos con características escabrosas, que involucre elementos como la violencia de genero, sexo, celos, chantajes, sobornos, etcétera, se da entre figuras públicas, son revelados en programas de variedades, pero por el revuelo que ocasionan, convocan el interés de los medios "serios", que se ven obligados a darle cobertura.
Ejemplos de lo anterior, los tenemos en el caso de divorcio entre Vladimir Dotel y su esposa Zastava, el juicio de Acroarte contra los Dueños del Circo y la detención del mismo Cepeda, también en Las Américas por ponerse uno pantalones que tenían la Bandera Nacional estampada en los fondillos.
LOS AÑOS DIFICILES
Eso me recuerda que en tiempos de la crisis desatada por la quiebra fraudulenta del Baninter, y el subsecuente conflicto por el manejo de los medios pertenecientes o asociados a ese grupo, se produjeron verdaderas luchas para preservar el derecho a informar y opinar.
Por ejemplo, el staff noticioso de Telecentro, encabezado por Nelson Guillén, Napoleón de la Cruz, Miguel Angel Núñez y otros, fue expulsado de la planta, por los administradores secuestrarios designados por el gobierno de Hipólito Mejía.
Lo mismo pasó con el mayor periódico del país, el Listín Diario, donde el cuerpo de dirección, liderado por Miguel Franjul y Ruddy González, fue desalojado, y la línea editorial e informativa plegada a los antojos oficialistas.
Entonces, Radio Mil Informando conservaba parte de la incidencia que le convirtió en un noticiero de leyenda, mientras que la estación Millenium ostentaba la supremacía en la audiencia juvenil.
Manuel María Pimentel, presidente del Consorcio Mil, no estaba dispuesto a dejar que el gobierno narigoneara a su medios, sobre la base de que su vinculación con Baninter era sólo en carácter de sociedad y no de adquisición total.
En ese propósito, el veterano radiodifusor contó con el apoyo de los recursos humanos de sus plantas, que eran dirigidas por su hija, Karina Pimentel.
Además de un Radio Mil Informando independiente, ambas estaciones albergaban programa que desarrollaban líneas bastantes criticas a la gestión Mejía.
Los embates comenzaron mediante el ahogamiento económico de las estaciones, se les colocaban grandes pautas de publicidad oficial, pero se les cortaron los pagos, se despojó a los empleados de seguros médicos, almuerzo y otros beneficios y se interrumpió el suministro de electricidad.
Todo esto para doblegar a Radio Mil y Millenium, pero Karina Pimentel y su personal soportaron las duras pruebas, que incluyeron largos periodos sin cobrar sus salarios.
La joven ejecutiva se empleó a fondo, y con el apoyo de su padre y anunciantes privados lograba saldar la nómina, aunque fuese con atrasos.
Cuando el gobierno hipolitista notó que nada doblegaba la conducta de los comunicadores del Consorcio Mil, cambió la estrategia, enviaron a Edilberto Mejía Torres a tomar posesión de las emisoras, apoyado por fuerzas policiales.
Con las estaciones fuera del aire, Karina reunió al personal para buscar una salida y canalizar la resistencia frente a la embestida del gobierno. Allí surgió la idea de que los llamados "talentos" de Millenium acudieran a otros medios a denunciar la situación y pedir respaldo público.
Tras esa propuesta, tomé la palabra y advertí que de seguir esa táctica, nuestra lucha se iría a pique, porque los medios y público tomarían la situación a la ligera y no con la gravedad que ameritaba.
Eso lo dije, porque los "talentos de Millenium" no eran otros que Mirabal Ruiz, Dafne Guzmán, Héctor Pérez Reyes y otros chicos del medio. En este caso, sostuve que si eran ellos quienes hacían las denuncias las informaciones serian remitidas directamente a las páginas de espectáculos.
Eso sin lugar a dudas reduciría en gran medida el alcance y dimensión de la batalla que se desarrollaba por el control de una parte de los medios vinculados al caso Baninter.
Afortunadamente, se me hizo caso, y la batalla para preservar la independencia de las emisoras fundadas por Manuel María Pimentel, la protagonizaron de manera directa su propia hija Karina, quien constantemente hablaba por El Gobierno de la Mañana y otros espacios; así como los periodistas de Radio Mil Informando.
FOTOS:
1.- Vidal Cedeño
2.- Bonny Cepeda
3.- Vladimir Dotel
Sr.Arrendel,por sus argumentos en esta cronica,usted seria un idoneo candidato a que lo nombren como secretario defensor de los derechos humanos;con asiento en el parque enriquillo para que se siente en un banco y siga escribiendo estos relatos como que nunca quedan claros en sus objetivos,creo que solo usted los entiende
ResponderEliminar