martes, 21 de octubre de 2008

PONDERA AL GRUPO THE BOSS


Por Johnny Arrendel

El programa del Rubio Charlie, fue escenario justo para valorar nueva vez el talento de Franklin, líder del Grupo The Boss, y la calidad de su propuesta.
Hace un par de años leí la ponderación de Joseph Cáceres, en Arte Nacional, sobre las excepcionales condiciones de esta agrupación.

El creador de Meréngala señalaba en ese momento a una iniciativa artística en capacidad de hacerse con su propio espacio en la escena local e internacional.

Este joven aglutina condiciones que le ameritan un mayor impulso promocional y de producción.
Creo en aquella sentencia de uno de los grandes teóricos sobre técnicas del marketing en el ámbito internacional, de que "los buenos proyectos encuentran de una u otra manera sustento y financiamiento".
Eso explicaría el éxito de grupos como Los Rosario, Peña Suazo, la Coco Band, Los Beduinos y otros, mientras que proyectos lanzados por todo lo alto muchas veces culminan en fracasos estrepitosos.
Lo mismo acontece en el aspecto meramente empresarial, cuando por ejemplo capitalistas de nuevo cuño constituyen una compañía de servicios con todos los elementos imaginables para concitar la atención y que sin embargo no atrapan al público.
Mientras tanto, cualquier puesto de comida, bar o car wash levantado "a la brigandina" se mete en el gusto de la gente sobre la base del carisma de su propietario.
Ello no implica sin embargo que sea despreciable contar con recursos materiales a manos llenas para catapultar el surgimiento y posicionamiento de un artista u empresa cualquiera.
Pero insisto, tengo la esperanza de que con Franklin Boss ocurra una especie de símil con los ejemplos citados en primer lugar.
Todos ellos lograron cierto nivel de expectativas con sus primeros temas, luego entraron en cierta inercia peligrosa, pero de repente les llegó un boom a través de un tema que hizo explosión cuando menos se esperaba.
El muchacho manifiesta dominio escénico por encima del común de los lideres de la música bailable, proyecta una imagen vanguardista en su vestuario e innova con sus fusiones de merengue, bachata y típico.

También le observamos confianza en sí mismo, no le importa que sus coristas puedan lucirse igualmente.
Franklin se presenta ante el público sin poses superfluas, de esas que crean abismo

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