CON LOS PIES CALZADOS

Para mantenerme actualizado en torno a lo que está aconteciendo con el merengue sintonizo siempre a Radio Universal.
Es la emisora que por tradición ha trazado la pauta en lo que a merengue se refiere.
Por más que otras digan y hagan bulla, Universal es Universal.
Aunque en esta etapa con sensibles y evidentes limitaciones, pues gran parte de su programación está ocupada por programas hablados.
Pero, con el tiempo que han dejado para la música le basta y sobra a uno para saber lo que está pasando con el merengue, pués la emisora ha sido siempre un bastión del género. Héctor José Torres, La Fuerza, no se pierde en eso.
Universal es como la discoteca Jet Set, que también es una tradición, y que con sus fiestas de los lunes le permite a uno, conforme a la asistencia, medir la popularidad de las orquestas que allí tocan.
Hay algunos que no se atreven a coger un lunes en ese sitio, porque no quieren arriesgarse a pasar verguenza.
Pero, volviendo a Universal, ahí escuché el nuevo de Sergio, el de Cherito, a Los Rosario...
Y uno de una mujer con un arreglo y una interpretación estupenda, que me llamó mucho la atención.
Hasta que dijo en medio del mambo “Aracelys”.
Oh, sorpresa!..Nada más y nada menos que Aracelys Ferreiras, que tiene su orquesta y que está siempre auspiciada en todas sus actividades por Brugal, y a la que conozco desde los tiempos en que era integrante del grupo Mandarinas de Jorge Luis Báez.
Con ellas hice un viaje a Panamá para participar en la Feria de las Flores en David, Chiriquí.
No pude evitar sentir nostalgia recordando las "diabluras'' de Giselle, la actual esposa de Rafael Corporán; las bromas con Yani y los Wonton Soup. La parada una noche del autobus en una farmacia para comprar un calmante y aprovechar para preguntarle a la dependiente que si había cerveza Atlas bien fría. La cara que puso la pobre empleada con aquella locura...
Ah, pero la más memorable de todas las remembranzas, cuando todas las muchachas de la orquesta amenazaron con bajarse del avión de Copa si no se me daba el asiento que tenía asignado y que un “gracioso’’ había ocupado para ir delante sentado y mandarme a mí para el suyo, que estaba en la cola.
Y aquella Aracelys tan tierna, tan encantadora, tan segura de lo que quería ser y hacer, enfrentando las veleidades y los obstáculos que se presentan en el medio a cualquier artista en ciernes.
Escuchándola ahora en la radio, creo que el tiempo me ha dado la razón... o mejor dicho, a mí y a ella...
Su querida madre bien lo sabe...