viernes, 20 de febrero de 2009

UN ACTOR SE PREPARA?


Johnny Arrendel

Kenny Grullón no es un comediante de televisión que de repente ha sido puesto al frente de un gran montaje teatral, como sí otros que viven del humor en la pantalla chica son improvisados por los productores como primeras figuras del cine criollo.

Bien, Kenny es un actor formado en la Escuela Nacional de Artes Escénicas, y que siempre demostró condiciones histriónicas sobresalientes, pero que ante las limitaciones del teatro local se vio obligado a buscar un espacio en la comedia televisada.

Recuerdo la primera vez que le vi en pantalla, fue en un reportaje sobre la escuela de Bella Artes presentado por Juan Luis Ogando en una sección sobre arte culto de un programa vespertino, hace no se cuantos años.

Era una clase de esgrima dirigida por el profesor Servio Uribe, y Kenny Grullón fue presentado como uno de los alumnos aventajados de Artes Escénicas.

¿Se puede comparar uno de esos bodrios criollos que no salen de un set de parque compuesto por un banco y un farol con el capitulo menos trabajado del Chapulín Colorado, El Chavo del Ocho y hasta de la producción venezolana Bienvenidos?, por supuesto que no.

Entonces, un actor formado, como Kenny Grullón, tiene muy poco que dar de si en la televisión dominicana.

Es que la generalidad de los programas de humor de factura nacional y esqueches insertados en los de variedades, se basa en la improvisación, la banalidad y el repentismo, pero con criterios de producción tan pobres que simplemente hastían.

La diferencia es del cielo a la tierra con producciones como las del mejicano Héctor Suárez, el mismo de la Carabina de Ambrosio, quien para montar el más corto de los segmentos de uno de sus programas, por ejemplo, Que Nos Pasa, agota todas las posibilidades en cuanto a maquillaje, reparto, vestuario, caracterización, locación, efectos y post-producción.

Sin dudas, aquí hay talentos que sobresalen y despliegan condiciones fuera de serie en la improvisación y el repentismo, como Raymond Pozo y Miguel Céspedes.

Otros tienen indudables capacidades histriónicas, como Fausto Mata, mientras algunos pueden desdoblarse porque ciertamente poseen escuela teatral, como Manolo Ozuna.

Pero Kenny Grullón siempre estuvo ahí, aunque él debió ser uno de los pilares que sustentaran el incipiente cine dominicano en materia de actuación, sin embargo estuvo pasando desapercibido.

Ojalá que la actuación brillante de Kenny en el musical "El Violinista en el Tejado" constituya un despertar y los productores y directores cinematográficos comprendan la necesidad de trabajar el cine con actores verdaderos.

FOTOS: Kkenny Grulón ahora y antes.

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