La del barbero es una profesión que declina de manera dramática con el paso del tiempo.
Los clásicos sillones de barbería cada vez se ocupan con la cantidad de clientes necesarios como para mantener el negocio rentables.
Hay establecimientos de ese tipo en la zona colonial que se han mantenido a través el tiempo, brindando servicio a varias generaciones, pero ya no es lo mismo, ni es igual.
Los jóvenes de hoy día, con sus peladas ''calientes'', sus trenzas y sus estrambóticos diseños no es verdad que les van a confiar su cabeza a un barbero tradicional, de esos que todavía ofrecen servicio de afeitada con espuma, hacen cerquillos tradicionales, y han hecho un arte de su destreza con las tijeras.
La muchachada prefiere los salones, algunos de ellos unisex, donde hay hasta fotografías de las diversas modalidades de cómo llevar el pelo.
Mientras tanto en las barberías tradicionales, con su logo de faro blanco y rojo en forma de canquiña, solo la siguen visitando los viejos y la gente de antigua data, como Radhy Miranda, Severo rivera y otros clientes tradicionalistas, que no andan en eso de peladas calientes ni trencitas, aunque no estaría mal un experimento para ver como se verían con algunas de esas modas bacanas.
Con esos clientes fieles a las barberías tradicionales por lo menos se mantienen.
Ahí están esos viejos sillones viendo el tiempo pasar...como el periódico de ayer que nunca falta en el negocio.
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