MI OTRO YO

En el ”after party” de los premios Casandra de este año el locutor Janeiro Matos nos reveló la creencia de que nuestro colaborador Johnny Arrendel era un seudónimo que utilizábamos en nuestra página para decir cosas que no queríamos calzar con nuestra firma.

No pude más reírme de la ocurrencia, y le pasé el chiste a otros colegas que conocen a Johnny Arrendel, quienes también se le rieron en la cara al señor Matos por su falsa creencia.

Ahora ocurre que en la oficina de Héctor Acosta no le enviaron invitación al amigo Arrendel para la puesta en circulación mañana del nuevo disco de El Torito, porque David Mella también pensaba que no existe, que es una figura de ficción que utilizo en mi página para no poner mi nombre.

En cierto modo esa creencia no deja de tener su parte buena, pues se indica con ello que tengo muy buenos colaboradores, que demuestran estar a mi nivel, con todo y los años de experiencia que acumulo.

A ellos también les debe satisfacer el hecho de que siendo gente nueva, los pongan al nivel de un veterano al creer la gente que ellos soy yo.

Sin embargo no deja de molestarme el que se piense que tengo necesidad de usar seudónimos para decir las cosas en las que creo.

No tengo necesidad de cobijarme ni esconderme para decir lo que pienso.

Es más, eso no da gusto. Gusto da cuando uno escribe usando su nombre y le dice ”al pan, pan y al vino vino”. Que la gente sepa que es uno el que le está diciendo las cosas, por más duras que estas sean.

No me gusta jugar al Zorro ni a Supermán, con la doble personalidad de Clark Kent, porque me sentiría inauténtico.

Johnny Arrendel trabaja todas las mañanas con Enrique Fernández en el matutino de Supra F.M., lo cual es fácil de comprobar. Es también empleado en el área de comunicación del Centro de Información Gubernamental.

Y en nuestra página es de los buenos, al igual que otros colaboradores que escriben con muy criterio.

Pensaba que Janeiro Matos y David Mella me conocían un poco má