Los cundangos tienen derecho
a compartir los espacios públicos
Por Johnny Arrendel
Hay alguna teoría en el campo socioeconómico que indica que a mayor tolerancia manifiesta en una nación hacía la música rock, la religión protestante y a la diversidad sexual, mayores serán sus índices de desarrollo.
Aunque no necesariamente asumimos esa premisa, hay que reconocer que países de gran apertura hacía los diferentes criterios morales verifican altos estándares de vida en sus poblaciones, por ejemplo, Suecia, Inglaterra, Holanda, Canadá, etcétera.
En cambio, en la República Dominicana tenemos que cada cierto tiempo se desatan campañas inquisidoras, que como todo conflicto social, (y la historia así lo demuestra) están motivadas en el fondo por los intereses económicos.
Así vemos que desde un medio de comunicación de este país motorizan una campaña para imponer el desalojo de grupos homosexuales, roqueros, jevitos y adscritos a otras minorías, que departen con regularidad en el Parque Duarte, del casco antiguo de la ciudad.
En su objetivo de conculcar el derecho a reunión de los cundangos, lesbianas y roqueros, ese medio ha desatado una verdadera cacería de brujas, en la que logró involucrar a parte de la cúpula de la iglesia Católica.
Se ha intentado documentar la afirmación de que los pájaros y pájaras que van cada noche al parque Duarte escenifican lances eróticos e inmorales con parejas de su mismo sexo.
Sin embargo, los reportajes no han mostrado evidencias convincentes de tal supuesto, y unas fotos publicadas apuntan más bien a un montaje interesado, ya que se hicieron en horas diurnas.
Parece que las graficas fueron preparadas, porque nadie ha visto nunca una pareja hétero u homosexual compartiendo amorosamente en esa plazoleta antes del anochecer.
Reafirmo que aunque no soy homofóbico, para nada comparto las inclinaciones sexuales o musicales de quienes son objeto de la campaña negativa para desalojarlos de la plaza.
De hecho, soy radical en la idea de que a los homosexuales que incursionan en medios electronicos de comunicación se les impida actuar de la manera aberrante en que lo hacen por lo regular en este país.
Pero lo cierto es que si los cundangos y roqueros no realizan actos depravados en público, nadie puede impedirles su derecho a reunión y a la diversión.
Sorprende que un medio de comunicación sean tan severo al juzgar a los gays que tratan de compartir entre iguales, y en cambio no se pronuncie con el mismo rigor en los casos de personajes travestidos que actúan con libertinaje en la televisión criolla y con su manejo desviado dañan a niños, niñas y jóvenes.
Uno se pregunta cómo pueden exigir que erradiquen a los gays y roqueros de una plaza situada en un punto relativamente aislado de la Ciudad Colonial, y en cambio nunca se prenuncian sobre los travestis, astrólogos y brujos que invaden la televisión en horarios al alcance de los menores.
Hay que rechazar de manera tajante y firme los intentos para atropellar los derechos de los cundangos y otras minorías, que además se hacen de manera selectiva
Contrario a lo que dice este señor, las personas que van al parque Duarte sí realizan actos inmorales en el parque, ahi se ven acariciándose entre ellos y ellas de manera realmente asqueante y el consumo de drogas es público y descarado despues de las 10 de la noche, a veces son las tres de la mañana y todavia se oyen los escándalos
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