Joseph Cáceres

Las cantantes dominicanas visten
como empleadas públicas

La carrera de cantante femenina es una de las más costosas y complicadas de cuanta pueda haber, por el cuidado y la inversión que conlleva mantenerse ''bien puesto'' y a la vez ser famoso.
Es importante alcanzar la trascendencia, la popularidad y la fama, pero tiene sus complicaciones y en la amyoría de los casos  hay que pagar por ello un alto  precio.
Una cantante puede tener muy buena voz y cantar bien, pero si se descuida en su aspecto, o padece de un desfase de moda, ello es suficiente para que ''la piquen'' y la descalifiquen.
Es muy bueno que a un artista lo contraten, que la gente pague un ''cover'' por verle. Pero del mismo modo se asume el compromiso de satisfacer las exigencias y expectativas de quien ha pagado su dinero por verlo. Sobre todo cuando el show se anuncia como una gala.
Se ha creado e impuesto el esquema de que el artista es moda, elegancia, glamour, y así lo ha impuesto la sociedad y el medio, lo cual se puede verificar en el simple hecho de que la pasarela o alfombra roja del premio Casandra  es ''pura moda''.
Las cantantes dominicanas, en sentido general, dejan mucho que desear con la manera en que visten.
Ninguna pasa la prueba  en la más ligera y sencilla evaluación .
Se les quiere justificar alegando que la mayoría son ya ''señoras de las 4 décadas'' , que tienen que vestir conforme a su edad, lo cual no es del todo aceptable, si miramos a las actrices, cantantes, y artistas ''P.M''. (pasado meridiano) de otras sociedades.
Muchas son ''viejitas'', pero ''tupías'' en materia de moda.
En cambio uno ve aquí a una Rhina Ramírez con un chal perrmanente encima de los hombros como si fuera una actriz clásica o cantante mexicana de ranchera.
Sonia Silvestre, que nunca ha sido muy dada a la  moda, que digamos, con unas batolas que según ella son las que van con su contextura, cuando en verdad pudiera hacer algunos cambios más consecuentes y elegantes para su figura de vocalista emblemática en el grupo de las clásicas que hicieron época.

Jacqueline Estévez, con la edad, ha experimentado notables cambios en su cadera, que con su tamaño son mortales al momento de echarse un vestido encima.
La vemos con frecuencia con unas faldas blusas que lo que parece es una secretaria de la Secretaria de Estado de Salud Pública.
Luchy Vicioso, por su parte, parece que echa mano de cuanta cortina de encajes encuentra en su casa para hacer con ellas un vestido.
A mi amiga Anahay quisiera perdonarla, pero no puedo,  pues con su vestidos de ''señorona'' lo que inspira es la imagen de  encargada de archivo de Interior y Policía.
Entonces uno ve a Edilí con esos trajes sastre, y lo que da con esa ropa es una encargada de protocolo de la Cancillería de la República.
Que me perdonen las damas que ocupan esas funciones en esos ministerios, pero las cantantes nuestras lo que parecen es empleadas públicas.

Si nos vamos por los predios de Marcel, !por Dios!, en su afan de mantener un homenaje permanente a Selena se pasa de la raya, con esos ''jumsuit'' al estilo de la fenecida artista mexicana usaba.
Para rematar la cosa, vuelve al ruedo Dhariana, con el mismo concepto de los enterizos con hoyos con que se hizo famosa en los ochenta, como si el tiempo no hubiera pasado.
Lo más penoso es que  algunas de los jóvenes talentos de la canción que estamos viendo en estos tiempos, responden a los mismos esquemas.
A Cristal Marie le aconsejamos que se alejara del estilo clásico de cantar que exhibía en sus inicios, y lo mismo  le dijimos  en cuanto a su manera de vestir.
Si bien es cierto que su contextura no le permite algunas licencias, en manos de un diseñador, estilista o asesor de imagen consciente, con criterio, (que se cuide de algunos de aquí), puede mejorar.
Para ello debe dejar un poco al lado a su mamá, que según me dicen influye mucho en su forma de vestir.
Debe entender que la influencia de los padres a veces no son es lo mejor en un artista en términos de proyección y  de imagen.
En educación hogareña y en la enseñanza de normas morales los padres  son necesarios y pueden ser muy buenos, pero en la carrera propiamente artística, suelen ser fatales, porque miran con ''los ojos del corazón'' y el ''show bussines'' no quiere saber nada del paternalismo ciego, a menos que las aspiraciones solo sean el ser integrante de un coro de iglesia, pues estaríamos hablando de otra cosa, pues esa es una actividad que no se rige por los códigos ni las reglas del mercado.

Así que Cristal debe tener cuidado con ciertas modas ''old fashion'' que la hacen ver como la recepcionista dela Cámara de Cuentas.
La princesita Mayuri Reina no viste mal, pero deben cuidarla para que no la encasillen en una imagen de ''quinceañera'', que la hagan ver como una corporecita de Sábado Chiquito de Corporán o una de las chicas originales de Vivan los Niños de Dulce Castellano. (Laura Castellano hace tiempo que dejó eso y miren donde está)
Eso me recuerda a Tati Salas en los ochenta, que se iba a presentar como contraparte de un artista internacional en el gran salón del hotel Dominican Concorde, hoy Dominican Fiesta.
Le mandaron a hacer un traje muy sexi para que se luciera en el show, y a último momento la abuela, o la tía no permitió que lo usara, dizque porque era muy ''provocativo'' (no se sabe  en qué, porque no mostraba nada) y le hizo poner uno vestidito  brilloso de tafeta, de esas que le ponen a las quinceañeras en sus fiestas de gala.
Así no se puede, hermano...Está bien que no se vaya a los extremos, pero con eso de la moda hay que tener cuidado.
Ni muy alante, pero tampoco tan atrás...
Hay que actualizarse, pero con buen gusto...Y al llegar a este punto me preguntarán por qué no digo nada de Vickiana...Lo de la Vicky es ''misión imposible'', ahí no hay análisis que valga, mejor dejemos así.
Decimos esto sin ánimo de molestar a nadie...Son simples observaciones y sugerencias que si quieren lo cojen,  y si no lo dejan...