EDITH PIAF
De las calles de París a los escenarios del mundo. Ciega de niña tras una infección, abandonada por su mamá y criada por prostitudas, quién iba a pensar que este “pequeño gorrión” se convertiría en una de las voces inmortales de la música. Tuvo a los melómanos del mundo entero a sus pies, aunque su vida personal no fue tan rosa, como su emblemática canción, y una de las pocas que en realidad compuso.
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