HOY ES 12 DE OCTUBRE ''DIA DE LA RAZA''

¿Qué ha cambiado desde 1492?

Por Orlando Holguín

Hoy hace exactamente 518 años que Colón y su comitiva avistaron la isla de  Guanahani en las Bahamas, a la que bautizaron como San Salvador. Hemos sido muy mal agradecidos con el pobre Colón, a quien muchos le endilgan que nos trajo un fucú, pero el fucú lo hemos desarrollado aquí, siendo tan permisivos con quienes nos han gobernado, que hacen con nosotros los que les da la gana. 

Somos tan mal agradecidos con ese gran héroe, que el Día de la Raza era día festivo, pero como dice nuestro amigo Riqui Noboa, “¡se lo llevaron!”. No obstante, los gringos, quienes tienen mucho menos que agradecerle al Descubridor, el 12 de octubre celebran el Columbus Day (El Día de Colón). Muchos otros países siguen celebrando el día de la Raza, pero nosotros, que fuimos el comienzo de lo que es hoy América, le sacamos los pies al genovés, en un acto que podría llamarse hasta traición. 

 

CRISTOBAL COLON

Colón es tan importante que, en un especial que ofreció Biografía, cuando todavía no era canal, sino uno de los programas de A&E Mundo, el cual se tituló algo así como “Mil Años y Cien Personajes”, Colón quedó nada más y nada menos que en el lugar número 6, superado por Gutenberg (1), Newton (2) y otros tres. Sin embargo, nosotros le pagamos a Colón con chistes, con relajos y con burlas, como aquella que dice que las primeras palabras de él, cuando Rodrigo de Triana gritó ¡Tierra, Tierra!, fueron: “¡No empujen, no empujen, que hay indias para todos!” También, cuando alguien le pregunta a una persona cuándo va a hacer o a cumplir algo que está compelido a hacer, ésta contesta: “Cuando Colón baje el deo”.

Por ahí anda otro relajo sobre si la mujer del genovés hubiese sido dominicana, el viaje no se hubiera realizado, queriendo atribuirles a las mujeres criollas que fuñen e investigan mucho cuando a un marido se le ocurre hacer algo. (Hay mucho de cierto en esto). Hay otro chiste que dice, que cuando de Triana dio el grito salvador de ¡Tierra!, Colón le contestó: “¿A cómo ‘ta el metro?”.

Ahora bien, una larga pregunta: ¿Qué ha cambiado después de 518 años de  aquel gran acontecimiento, al que muchos llaman descubrimiento, pero que cada día hay más datos de que los vikingos (quizás descendientes de Erik el Rojo) estuvieron por estos predios, y cómo que se olieron que nosotros (americanos, caribeños, latinos, como usted quiera) no éramos fácil, siguieron de largo? (Es broma). 

No han cambiado muchas cosas, pues seguimos siendo indios, lo único que hemos cambiado ha sido el taparrabos. Los políticos, de cinco cacicazgos, han dividido al país en 32 provincias (que ni China las tiene), todo para repartirse mejor el botín. Seguimos prefiriendo lo extranjero por encima de lo nuestro. Y ahí tienen ustedes como ejemplo el hecho de que vienen algunos genios extranjeros a hacer televisión aquí y se venden como los Spielberg y Johnny Carson modernos, mientras algunos   maltratan a los criollos,  y nos preguntamos: ¿y por qué si son tan buenos no se quedan en sus países, donde la televisión es más avanzada y mejor pagada? 

Es tanto el interés por todo lo que huele a extranjero, que si usted es dominicano y se pasa cuatro horas en el aeropuerto de Barajas, o vive dos días en Argentina, apuéstelo, que el trato a su regreso será diferente. A su llegada,  lo saltan y lo brincan, todo porque huele un chin a extranjero. 

Seguimos teniendo caciques. Muchos políticos se creen caciques (y no precisamente Hatuey de Camps, a quien le llaman así por su nombre), sino pregúntele a Amable Aristy Castro, cacique indiscutible de Higuey.  Hay gente que sigue viviendo en cuevas. Los europeos, que en ese entonces hicieron con nosotros (los nativos) lo que les dio la gana, hoy siguen haciéndolo y para muestra sólo hay que ver que usted no puede entrar a muchas playas, pues son privadas. Sí, esas mismas playas que hace 518 años estaban ahí y eran nuestras, hoy tienen dueños, y el que se atreva a entrar a una de ellas, fácilmente lo despachan para el otro mundo.

En fin, el encuentro entre estos dos mundos empezó por aquí, por este pedacito de tierra. Oh, paradoja del destino, fuimos los primeros en el Nuevo Mundo y somos los últimos en muchas, pero en muchas cosas, de las cuales sólo deberíamos sentir una vergüenza nauseabunda.