Joseph Cáceres

Uno de los problemas más graves que tiene el mundo del arte y el espectáculo es que cualquier cantante de tarima de hotel de los que trabajan al frente de una "copy band" para el entretenimiento  de los huéspedes, se cree muchas veces con reales posibilidades de convertirse  en una gran figura de la canción.

Encuentran un inversionista sin experiecia alguna en el negocio que le graba una producción y que tratan de promover en un medio que desconocen, para terminar en poco tiempo desengañados al chocar con la realidad.

Lanzan un disco creyendo que van a recuperar con las ventas la inversión que han hecho y terminan "comiéndoselo con yuca."

Desconocen que ese cantante de "copy band" es sencillamente un obrero del canto, con una increible capacidad para cantar como Olga Tañón, Shakira, Juan Gabriel, Marc Anthony, Luis Miguel o Cristhian Castro, pero que por más intentos que se hagan no va a pasar de ahí.

Son cantantes pero no artistas. Cantan bien, pero no tienen ángel, carisma, esa magia envolvente que crea de inmediato una corriente de aceptación y de simpatía en la gente, que es la que provocan figuras como Johnny Ventura, Fernando Villalona, Héctor Acosta, por ejemplo, tres figuras carismáticas que se han colocado el top de la popularidad y la fama.

Ventura no es el gran cantante en cuanto a condiciones propiamente dichas, pero ni falta le ha hecho.

Todavía anda dando "brincos" por ahí ese caballo sin que ni siquiera el tiempo le quite los bríos.