Reyes del quirófano: las estrellas con más cirugías plásticas
Una arregladita por aquí, una jaladita por allá, una infladita más acá y una sacadita que no está demás. Esa parece ser la premisa de miles de mujeres, fans número uno del reencauche, y mejores amigas del quirófano.
Entre el nutrido grupo de devotas del bisturí encontramos a un puñado de estrellas, quienes han sucumbido ante el boom de las cirugías plásticas. ¿Juzgarlas? La verdad es que la mayoría de féminas no podemos asegurar si en algún momento no nos haremos algún retoque. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el cambio no siempre es para mejor.
LA DIVA DE LA ETERNA JUVENTUD
¿Cuántos años le echa a la magnífica Cher? .Pues, aunque no lo parezca, la ex esposa de Sonny Bono está próxima a cumplir las 65 primaveras. ¿Cuál es el elixir de la juventud de la cantante? Pues la respuesta es bastante obvia. Aunque no se sabe a ciencia cierta cuántas cirugías se ha hecho, los medios especulan que han sido unas 20. Sin embargo, la actriz ha negado rotundamente que se haya puesto implantes en las mejillas y que se haya sacado dos costillas, como dijeron algunos medios.
El periplo quirúrgico de Cher comenzó varios años atrás, con una rinoplastia. Después de verse en pantalla en su primera película (a finales de los años 60), la artista confiesa que pensó: “Soy solo nariz”. “Soy la chica del poster de las cirugías plásticas”, dijo hace algún tiempo en una entrevista con Dayly Mail. Pero, ¿cuál es la razón para tanta operación? “Todo el mundo dice que estoy aterrorizada con envejecer, pero la verdad es que en mi trabajo volverse vieja y extinguirse es la misma cosa”, explicó la ganadora del Óscar.
¿Logró Cher engañar al implacable reloj biológico o solo creó una atractiva pero falaz ilusión? ¿Acaso es posible ganarle la batalla al tiempo?
AMOR AMOR
La transformación facial de Melanie Griffit es más que notoria. El bisturí le arrebató su rostro y se lo cambió por uno nuevo. La actriz no tuvo reparos en confesar que ha pasado varias veces por el quirófano, aunque digamos que también habría resultado un poco difícil de ocultar. La actriz se ha operado los senos, los labios, se ha hecho liftings, entre otros.
Sin embargo, su esposo, el españolísimo Antonio Banderas, no está de acuerdo con la afición de su mujer. El también actor confesó que prefiere el “envejecimiento digno” y que desea arrugarse junto a su esposa, quien es 3 años mayor que él.
Dicen que la letra con sangre entra, así que Banderas procedió a prohibirle a su mujer que se haga más cirugías. Gracias a su marido y al amor que la actriz le profesa, Griffith parece haber parado (por lo menos por ahora) con su cortante pasatiempo.
¿LA SONRISA DEL MILLÓN?
A punta de carisma y simpatía, Meg Ryan se metió a Hollywood entero al bolsillo. ¿Su principal atributo? Muchos coincidían en que era su sonrisa. Ryan se convirtió en la reina de las comedias románticas, el sueño de millones de fans y la envidia de todas las mujeres. Su rostro fresco y natural la llevaron a convertirse en una de las novias favoritas del star system; sin embargo, un día el romance terminó.
Con la llegada del nuevo siglo, el rostro de Ryan comenzó a cambiar, en especial sus labios. Pudimos ver cómo estos se hacían cada vez más carnosos (especialmente el labio superior). Su sonrisa dorada se había transformado. La prensa mundial dijo que ahora se parecía al terrible Guasón, archienemigo del buen Batman.
Mientras su rostro se iba transformando, su éxito pareció desdibujarse. A pesar de su lucha contra el tiempo, otras nuevas celebrities fueron ocupando su lugar como reinas y señoras de las comedias románticas. Hace un tiempo que no la vemos en la pantalla grande. ¿Podrá volver a ser la misma de antes?
JUVENIL OBSESIÓN
La pelea contra el tiempo no es la única razón por la que las estrellas acuden al quirófano. Digamos que la búsqueda de la perfección y la belleza es otro de los principales motores de esta fiebre transformadora.
Era bella como pocas, pero su obsesión por el cambio parece no haberle sentado del todo bien. A sus 24 años, Lindsay Lohan ya tiene varias operaciones en su haber. Era bella como pocas, sin embargo, la polémica actriz ahora aparece bastante cambiada. Aunque esta no lo ha admitido, resulta bastante evidente el cambio en sus labios y busto.
Pero Lohan no es la única joven que ha caído en las redes de los cambios drásticos. Tenemos también a Heidi Montag, a quien recordarán por su aparición en la serie de MTV “The Hills”. Ella ha admitido que es adicta a las cirugías estéticas, tanto así que en un solo día se hizo 10 operaciones.
REY CAMALEÓN
No solo las féminas se han vuelto esclavas del cambio. También varios hombres les pelean el reinado quirúrgico. Aunque, entre ellos, definitivamente Michael Jackson es el pionero en lo que ha cirugías plásticas extremas se refiere. Pero no fue el único que se transformó. Quien actualmente lleva la batuta en el terreno de la metamorfosis facial es el talentoso actor Mickey Rourke.
Él era uno de los más apetecibles sex symbols de los años 80. Sin embargo, a comienzo de los noventa todo empezó a cambiar. En 1991 el actor decidió incursionar en el mundo de la lucha. Luego de pelear por unos 4 años, los médicos le prohibieron seguir haciéndolo, ya que podría causarse un daño neurológico irreparable. Además, debido a los golpes, su rostro requería de múltiples cirugías estéticas. Luego de una serie de operaciones, Rourke quedó convertido en lo que es hoy: un ser irreconocible si lo comparamos con quién hace años fue. Hollywood ya no sabía quién era, lo había olvidado.
La historia no acabó allí. Gracias a su desempeño en “El luchador” (“The Wrestler” (2008), en un papel que parecía retratar su propia vida, el artista volvió a entrar por la puerta grande a la meca del cine.
Como podemos ver, los resultados de las cirugías plásticas no siempre son los que deseamos. Aunque pueda parecer un juego, estas operaciones no solo son drásticas, sino también bastante peligrosas (sino recordemos el caso de Yuri, a quien esta semana se le reventó una de las prótesis que llevaba en los senos).
Dicen que la belleza cuesta; la cuestión es, ¿qué precio estamos dispuestos a pagar por conseguirla? (María Pia Barrientos/elcomercio)
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