El Show en los tiempos de escasez de creatividad
Por Orlando Holguín
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Pues bien, siguen los shows y los montajes, y el meollo de esta entrega dividida en dos partes es precisamente sobre esta moda. Que sepamos, nunca vimos a Freddy recurrir a un escándalo o a un montaje para pegar ninguno de sus programas. Y si bien es cierto que en El Gordo todos los domingos la gente esperaba la “regá” que escenificaba el más completo hombre que ha dado la televisión dominicana, nadie tenía la capacidad, la valentía, la preparación y el mejor escenario para hacerlo que él, y si era un recurso para calar en la gente, nadie puede negar que fue efectivo y que Freddy se la jugó, mientras existía un elemento que le favorecía: lo hacía desde una tribuna que no era política.
No es cuestión de escándalos. Fíjense lo que es la fuerza de una marca o de un concepto: si se decía El Gordo, todos sabíamos que era el famoso programa, sin el “de la semana”. Es quizás la misma estrategia de Jochy, consciente o inconscientemente. ¡Fuera Jochy Santos!, sólo “Divertido”. Es el nombre a vender, así nadie puede tomar esa palabra para inventar algo en la televisión. Así funciona la mercadotecnia. Esas sencilleces van de la mano con el éxito y son parte de una guerra de ideas y conceptos donde caen miles a diarios, muertos o mortalmente heridos, sólo que sin el sonido de las metralletas, morteros, cañones, tanques o aviones atacando al enemigo. A éste se combate bombardeándolo con estrategias y tácticas, tanto en sus puntos débiles como en sus fortalezas.
Dicho todo eso, llama la atención como algunos productores y gente de la televisión quieren “pegar” sus programas o “pegarse” ellos en base a los escándalos y montajes y no a las estrategias. Otros protagonistas del medio creen que si suenan, aunque sea con payasadas, su rating y aceptación van a subir. Algunos ofrecen declaraciones insípidas o que nada les aportan, sólo por sonar. Pero peor aún: había algunos que recurrían al engaño más pendejo y zoquete que puede idear la producción de un programa: poner personas a llamar para demostrar que el programa tenía rating. Todavía hay cabezas arcaicas que recurren a ese recurso.
Otro aspecto a destacar es la cantidad de programas que se están yendo por el recurso de realizar entrevistas a figuras del medio con el fin de generar opinión y que el programa sea el protagonista y no el invitado y lo que éste dijo, sino donde lo dijo. El recurso no es malo. Es la moda y dicen que lo que está a la moda no incomoda, pero podríamos estar abusando y las figuras se están agotando. Y ni hablar de los nuevos espacios que han surgido. Mucha alharaca, mucha bulla, bulto, y al final uno ve sentadas a las mismas figuras que se pasan toda una semana o un mes yendo de programa en programa. Para colmo, algunos de los entrevistadores-presentadores no se percatan que conducir una entrevista es casi un arte que, lamentablemente, no es intrínseco en todo aquel que tiene la facilidad de tomar un micrófono en las manos. No es algo que se aprende ni siquiera en una maestría de comunicación, aunque los estudios sean el mejor aliado para formarse en ese y en todos los sentidos.
En fin, con tantas noticias que nos llegan del mundillo de la farándula de otros países y donde no todas son parte de un libreto, el recurso de los montajes y los escándalos se está agotando y ya no sólo es detectado por los espectadores, sino que empieza a ser rechazado por estos. Besos, entrevistas, declaraciones pendejas como eso de que “me besaría con un hombre en un película”. ¿Es esa una noticia impactante, cuando ya hemos vistos varios besos de hombres, incluso hasta en la entrega del Oscar, y además sabemos que eso es paja de coco para un verdadero actor?
Definitivamente y para concluir, una pregunta. ¿Parecería que en el país, en cuanto al show en la tele se refiere, por el momento sólo pueden sacar la cabeza tres buenos productores de televisión de estos tiempos: René Brea, Edilenia Tactuk y Alberto Sayas?
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