Aprende a tomar decisiones
Todos los días, desde que te levantas hasta que te acuestas, estás tomando decisiones, muchas de ellas de forma automática pero otras muy conscientemente.
Van desde lo más simple, como decidir si tomas café o jugo en el desayuno, hasta lo más relevante y complejo: renunciar al trabajo o separarte de tu pareja, entre otras.
Así, cada una de las decisiones que tomas y la elección que haces, de una u otra forma, tienen un impacto significativo en tu vida. O te acercan a tus metas, estilo de vida y felicidad o, desafortunadamente, te alejan.
¿Por este camino o por el otro? ¿Qué me conviene? ¿Cuáles son las consecuencias si me equivoco? ¿Se perjudica alguien?
Son solo algunas de las interrogantes que a diario cientos de personas se hacen ante determinadas situaciones o problemas, especialmente porque siempre implica que tienes que hacer una selección y, al mismo tiempo, descartar o renunciar a algo. De ahí la importancia de ser consciente de las decisiones que se hacen en la vida y de la envergadura de sus consecuencias.
“Tomar decisiones es difícil, principalmente, porque el ser humano es muy emotivo y nuestras emociones, la gran mayoría de los veces, obstaculizan el poder tener un proceso de análisis objetivo para poder decidir correctamente”, señala la doctora Monsita Nazario, consejera profesional licenciada, del Centro de Calidad de Vida.
Esto es importante porque siempre se debe asumir la responsabilidad por la decisión que se toma, advierte el psicólogo clínico Javier Piazza. Y por eso la persona debe tener claro que hay unas consecuencias positivas o negativas y cuando estas lleguen, aceptarlas.
“A lo mejor no es fácil, pero si antes se hace el análisis, la persona sabe a lo que se expone”, agrega Piazza.
Otra de las razones que dificulta la toma de decisiones es que, generalmente, el ser humano tiende a ver el asunto o problema que requiere atención desde una sola perspectiva, afirma la terapeuta de familia y trabajadora social clínica Janet Rivera, quien recomienda que primero se identifique si tomar esa decisión es realmente un problema.
Luego, recomienda la terapeuta, se debe mirar la situación desde varios ángulos para generar alternativas que ayuden a tomar la decisión. Y es que, según Rivera, hay varios criterios que se deben tener en cuenta a la hora de tomar una decisión. Uno es el costo y el beneficio. Quiere decir que se debe tener en cuenta el bienestar emocional y cómo incide esa decisión en la vida de la persona. Lo siguiente es analizar cómo esa acción afecta al bienestar social porque “no solo se debe considerar el bienestar propio, sino también el de los demás”.
“Una vez defines el problema y generas varias alternativas siempre ves las cosas con más claridad y eso te ayuda”, afirma Rivera.
También debes tener en cuenta que si a la hora de tomar una decisión reaccionas con estrés y mucha tensión, se pueden afectar algunas áreas de tu vida, advierte Rivera. La primera es la emotiva “porque se alteran los sentimientos y las emociones”. De hecho, dice que puede provocar desánimo y depresión. Otra área afectada es la cognitiva porque se alteran los pensamientos, lo que afecta la concentración, memoria y atención. Además de la conducta, que altera la actitud y el comportamiento.
No hay duda de que hay unas decisiones que son rutinarias, que se toman de forma automática todos los días. Pero se debe tener en cuenta que esas también tienen consecuencia, resalta Nazario. Un ejemplo simple es lo que se decide comer diariamente. Si no es saludable y balanceado, a la larga va a tener unas consecuencias detrimentales para tu salud.
Pero hay decisiones que se deben analizar antes con mucho más cuidado, sobre todo cuando hay que elegir entre una cosa y otra.
“Primero hay que tomar en cuenta que sea una decisión autónoma. A veces tenemos una disyuntiva y buscamos a alguien para que nos ayude, y esa persona nos dice cómo hacer las cosas y nos sentimos comprometidos a hacerlo de esa forma. Eso no puede pasar. Lo que me digan otras personas son opiniones y no me puedo sentir obligado a hacer lo que me dicen”, advierte Nazario.
En ese sentido, la consejera recomienda que si te das cuenta de que estás demasiado inseguro o presionado por opiniones externas, debes pedir ayuda a un profesional capacitado. No te va a decir lo que tienes que hacer pero te dará las herramientas objetivas para que puedas definir la situación en la que estás.
“Te ayuda a ver la situación o problema en blanco y negro, a identificar cuáles son las alternativas y a qué cosas puedes hacer frente. Además de analizar cuáles son las consecuencias positivas y negativas de esa decisión”, explica Nazario.
Un ejemplo hipotético que pone la consejera es una madre que tiene que decidir si deja que su hijo se vaya con sus amigos a una fiesta a Mayagüez. “Tengo que decidir si le doy permiso para que se vaya con ellos o llevarlo yo. Y tengo que analizar, por un lado, las consecuencias positivas y negativas de que se vaya con los amigos y las que hay de llevarlo yo”, recomienda Nazario.
Para que sea efectivo, aconseja que se haga el ejercicio de escribir en un lado de una hoja las consecuencias positivas de que el joven se vaya con los amigos y al otro, las de llevarlo la madre. De la misma forma, se apuntan las consecuencias negativas de las dos opciones.
“Puede ser que aun viendo que un lado tiene más ventajas que la otra, se opte por decidir por la que tiene menos ventajas. Pero esa decisión se hace a conciencia y la madre conoce las consecuencias a las que se enfrenta”, sostiene Nazario.
autoestima y autocontrol
Pero para lograr hacer ese análisis y evaluar todos los pros y contras, también hay que “cultivar la autoestima y el autocontrol”, recomienda Nazario. Y eso es algo que se debe hacer durante toda la vida, agrega.
Por eso resalta que se debe tener la capacidad de escuchar las opiniones de la personas que están a tu alrededor, pero no permitir que la presión de fuentes externas te haga tomar decisiones que no te convienen.
También es muy importante el autocontrol para no tomar una decisión mientras se atraviesa por una crisis, especialmente porque las probabilidades de que tomes una mala decisión son altas, resalta la consejera.
“Cuando estás en medio de un coraje o de un dolor muy grande no eres objetivo y no puedes tomar una decisión certera. Por ejemplo, los matrimonios deben tener eso en cuenta porque muchas veces en medio de una discusión mencionan la palabra divorcio o se dicen cosas de las cuales luego se arrepienten”.
“Y ahí el autocontrol es muy importante. Dentro de eso, también está la decisión de buscar a alguien que te pueda dar luz y ayudarte porque si no lo haces vas a tomar una mala decisión”, recomienda Nazario, tras también aconsejar aprender técnicas de relajación y meditación para encontrar la tranquilidad y paz necesarias para que te ayuden en el proceso.
Mientras que una autoestima saludable juega un papel muy importante al momento de tomar decisiones, coincide la trabajadora social Rivera.
Por ejemplo, dice que si tienes una autoestima baja, esos sentimientos de minusvalía van a hacer que pienses que no eres capaz de tomar una decisión, principalmente porque no vas a creer en tu capacidad para decidir o vas a tener temor de equivocarte. Aunque la experta también destaca el riesgo de tener una autoestima demasiado alta porque existe la posibilidad de que tomes una decisión sin pensar en a quien afecta.
“Por eso hay que trabajar con la autoestima. Todos tenemos dones y si confío en mi mismo, puedo confiar en tomar decisiones y no importa si las consecuencias son positivas o negativas, puedo asumirlas”, señala Rivera.
Sin embargo, la trabajadora social destaca que, para lograrlo, la persona debe conocerse bien, saber cuáles son sus cualidades y lo que sabe hacer bien. “Cuando eso pasa, hay una lluvia de ideas de lo que puede hacer”, agrega, tras resaltar que de ahí se pasa a la acción y se toma control de la vida.
En cambio, resalta que las personas que no toman decisiones no tienen control de sus vidas. “Son personas que son influenciadas por otros, no han desarrollado sus propios criterios y, por lo tanto, ceden ante las opiniones de los demás. Son personas que se sienten vacías, presionadas y con coraje porque están haciendo lo que otros quieren”, agrega, mientras les recomienda que busquen ayuda profesional para que puedan desarrollar una autoestima más saludable. También les aconseja retarse y tomar pequeñas decisiones “que lo ayuden a sentirse más seguro”.
Efectos de la indecisión
No tomar decisiones está muy ligado a la irresponsabilidad, señala el psicólogo clínico Javier Piazza.
En ese grupo están los que creen que todo lo que les pasa es culpa de los demás o no quieren tomar decisiones por temor a que los señalen si las consecuencias no son las esperadas. Además de los que asumen diferentes posiciones con tal de no tener que hacer una elección. Entre ellos:
Rol de víctima: Según Piazza, son los que no toman decisiones porque dicen que todo lo que hace le sale mal o que no sirven para nada. Algo que también está muy relacionado a baja autoestima e inseguridad.
Pesimistas: Son los que creen que las cosas que no están bien y que no vale la pena tomar decisiones. Además de que siempre tienen una excusa para no tomar una decisión.
Esperanzados en el azar: Piazza dice que estos no toman decisiones porque están esperando pegarse en la loto o tener una varita mágica que les resuelva los problemas.
Elección responsable
Para lograr que tus decisiones sean las más acertadas, los expertos proponen que:
Identifiques la situación o problema que requiere tomar acción.
Analiza los pros y contras. Puedes hacer una lista de las ventajas y desventajas y luego decidir lo que más te conviene.
• En tu análisis también debes contemplar quienes se afectan, positivamente o negativamente, con tu decisión. A veces, lo que te beneficia perjudica a otros y eso es importante que se tenga en cuenta.
Debes ser flexible a la hora de tomar decisiones porque te ayuda a trazar tu rumbo sin miedo a modificarlo si es necesario.
Nunca te sienta comprometido a tomar una decisión por presión de otros.
Tomar decisiones cuando hay estrés y mucha tensión es contraproducente. Busca momentos de tranquilidad para que escuches tus pensamientos y puedas decidir cómo alcanzar tu objetivos.
No te dejes dominar por el temor a equivocarte. Si analizas bien toda la situación puedes tomar acción porque conoces las consecuencias y estás preparado para asumirlas.
Para mantener el propósito a la hora de pasar a la acción, es importante recordar qué te llevó a tomar la decisión para no claudicar y seguir adelante.(FUE)
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