Carlos Brito, el rey de la 'birra'
El sector cervecero tiene un nuevo rey. Carlos Brito, de nacionalidad brasileña, se convertirá en el principal ejecutivo del mayor grupo cervecero del mundo que resultará de la fusión entre la belga-brasileña InBev -el segundo mayor fabricante de cervezas del mundo por detrás de SABMiller- y la norteamericana Anheuser-Busch, mundialmente conocida por una de sus marcas: Budweiser.
A sus 48 años, Brito está llamado a tomar las riendas del nuevo grupo arrebatando el trono a un histórico de la industria: August A. Busch IV, presidente de la cervecera que lleva su apellido y que aceptó el pasado martes la oferta de compra de InBev por 52.000 millones de dólares. Una vez concluya la operación, nacerá la mayor firma cervecera del mundo, por delante de la británica SABMiller.
A diferencia de su gran rival, August A. Busch IVm Brito no procede de una dinastía cervecera. Creció en Brasil y acudió durante doce años a una escuela jesuita. Fue allí donde los profesores comenzaron a llamarlo por su apellido, una costumbre que se ha mantenido hasta ahora, hasta el punto de que como él mismo ha reconocido en varias entrevistas, “sólo mi madre y mi esposa me llaman Carlos. El resto me llama Brito”.
Es un directivo consagrado a su vida profesional. “No tengo hobbies. Tengo cuatro hijos, estoy casado con la misma mujer y soy muy aburrido”, comentaba en una de sus últimas entrevistas. Le gusta salir a correr, aunque sólo para mantenerse en forma. De hecho, éste es uno de los pocos aspectos de su vida, tanto personal como profesional, en el que no se muestra competitivo.
Se graduó en ingeniería en la Universidad Federal de Rio de Janeiro y trabajó en Daimler-Benz en Alemania y en Royal Dutch Shell en Brasil, aunque su incursión en la industria cervecera tendría que esperar. En 1989 decidió continuar con su formación y fue aceptado en el programa MBA de la Universidad de Negocios de Stanford, aunque no podía costearse los gastos. Fue entonces cuando irrumpió en su vida un personaje que sería clave en su futuro profesional y también personal: Jorge Paulo Lemann.
El fundador de Banco Garantia –conocido como el Goldman Sachs brasileño-, acudió a una cita con Brito –organizada por un antiguo compañero de Shell- y aquél decidió costear su formación con la única condición de que le pusiera al día de sus progresos en los estudios y de que en el futuro, cuando pudiera permitírselo, ofreciera a otros estudiantes las mismas posibilidades que él le había dado.
Brito cumplió con su parte del trato. Escribió una carta mensual a Lemann y entre ellos surgió una estrecha y duradera amistad que ha llegado hasta el terreno profesional. El inversor brasileño –que ocupa el puesto 172 en la revista Forbes de los más ricos del mundo- es uno de los accionistas de referencia de InBev.
Tras su estancia en Stanford, Brito se unió a Brahma, una de las mayores cerveceras brasileñas, como director de ventas. Sólo en dos años se convertía en jefe de operaciones. A los 43 años, se convertía en el CEO de Companhia de Bebidas das Americas, conocida como AmBev, la multinacional brasileña fruto de la fusión entre Brahma y Antárctica.
Pero el futuro le deparaba un nuevo salto profesional. AmBev buscaba nuevos mercados y el objetivo era Europa. Fue entonces cuando la brasileña dirigió su mirada hacia la compañía belga Interbrew, más conocida por sus marcas de cerveza Stella Artois y Beck. Las dos firmas se fusionaron en 2004 en una operación valorada en 11.000 millones de dólares que dio lugar al nacimiento de InBev. Carlos Brito se convertía en el director ejecutivo del grupo sólo un año después de la operación.
Ahora se enfrenta al que posiblemente puede ser su gran reto profesional. Coger el bastón de mando de la que será la mayor cervecera mundial.(Cotizalia)
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