domingo, 3 de junio de 2012


Dios y la fe como parte del "show"

Detrás del dinero, la fama y la estelaridad que prometen los concursos de canto de aficionados han llegado los religiosos con su mensaje búblico.
Nada más contradictorio que gente de la iglesia estén tomando los cánticos religiosos para comercializar con ellos en "shows" paganos del mundo secular.
Si se analiza bien, ello va contra la palabra de Dios, pues esos intérpretes se convierten de ese modo en "mercaderes del templo", compitiendo con los paganos que le cantan el demonio, pero persiguiendo el mismo objetivo.
Parten del criterio de que por ello merecen la preferencia.
En el fondo  subyace la velada intención de alcanzar la indulgencia  del público y el jurado, pretendiendo que por cantar a Dios se vale hacerlo mal.

Para ellos, lo importante es el mensaje.  Y lo cierto es que muchas veces logran convencer algunos jurados sin criterio de esos que se buscan ahora como parte del mismo "show" de televisión, sin ninguna preparación ni capacidad de valoración.
Ello no dista mucho de lo que anteriormente acontecía en los años 70.
Los que vivimos la época de la Nueva Canción, o "la canción protesta", como también se bautizó el movimiento, nos vimos obligados a enfrentar la oleada de aficionados y cantantes sin condiciones que entraron en esa modalidad.
Por el hecho de tomar una guitarra y salir a cantar temas "revolucionarios" pensaban que había que aceptarlos, con el chantaje de que el que se opusiera o los rechazara estaba actuando en contra de la revolución. 
En "El Show del Mediodía", siendo Yaqui Núñez productor y presentador, se veía obligado a darle participación a cantantes malos que decían ser intérpretes "de la nueva trova",  para evitar que los sectores de izquierda lo consideraran un agente del imperialismo yankee que se oponía a la canción revolucionaria y a sus intérpretes porque era un defensor del capitalismo y sus artistas.
Con todo y eso era víctima de los ataques de los partidos de izquierda.
Particularmente El Zorro reconocía y apoyaba como nadie a grupos como "Expresión Joven", "Convite", "Nueva Forma", donde estaban Ramón Leonardo, Víctor Víctor, Luis Diaz, Chico González, Manuel de Jesús.
Y como solista femenina Sonia Silvestre, a la cual sectores de poder de los doce años de Balaguer tenían en la mirilla, con su inclinación a la canción de los cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Los intérpretes de la nueva canción dominaban la radio, la televisión, y ello fue lo que hizo posible el célebre festival de Siete Dias con el Pueblo en el Estadio Olímpico.
En ese tiempo, aparte de las páginas de El Nacional, Zorro dirigía la sección de espectáculos de la revista Ahora!, la más importante de la época.
Junto al difunto Orlando Martínez  compartía muchas actividades culturales y hasta sociales, con los intérpretes de la nueva canción, con reuniones y parrilladas de "hot dogs" en las casas, sin importar la vigilancia y la mirada recelosa de los organismos de seguridad del Estado y la represiva policía ded aquellos años.
Es decir,  El Zorro cumplía su cuota de responsabilidad social y aporte a las expresiones musicales de la época.
Pero no se dejaba chantajear de los "malos" que se cobijaban en la nueva canción para tratar de "pasar".
Lo mismo ocurre ahora con los que se escudan en cánticos cristianos de la iglesia, para ganar o llegar a las finales de los concursos de canto, sin tener condiciones para ello.
Como pueden ver, no es una actitud de ahora. Desde siempre Zorro ha tenido una visión clara del sendero en el bosque y en la selva.
Recuerden que el bosque es mágico... y la selva peligrosa.

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NIURKA BAEZ,
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