Joseph Cáceres

En los años 50 y 60 la producción de programas en La Voz Dominicaba se realizaba de manera muy artesanal, pues no existían las consolas con efectos digitales ni los programas con que hoy día se trabaja, ni escenografías virtuales como las que tiene On TV. Para hacer un círculo, había que dibujarlo en un "flip card" o cartón, y ponerlo delante del lente de la cámara. Para hacer un efecto de humo, había que situar a una persona fumando y echando bocanadas frente al lente de la cámara, en esos tiempos a blanco y negro. Los efectos de disparos  de armas de fuego se lograban chocando dos tablas, y los truenos blandiendo y haciendo vibrar una hojalata. ¡Sin embargo, qué buenos programas se hacían.!. Como aquellos dramatizados Cuentos de Juan Bosch en el 1963. El Show de Napoleón Dhimes, que entraba al estudio montado en caballos y coches. La Voz Dominicana contaba con escenógrafos como Manolo Quiroz, hoy ejecutivo de Color Visión. Habían pintores, diseñadores, modistos, con un ropero con trajes de época. Usted entraba, y salía vestido de soldado romano, de vaquero, de medico, de campesino. Si le quedaba grande, no había problemas, porque las modistas, con sus máquinas de coser, lo ajustaban  yu se lo entallaban. La Voz Dominicana tenía un "night club", una sala de cine dentro, con aire acondicionado, y una fuera, donde ahora está el parqueo que se llamaba Teatro al Aire Libre, donde se exhibían películas y se montaban shows. De un programa que allí se hacía denominado "Buscando Estrellas", surgió Johnny Ventura, cuando participó cantando en el concurso y lo ganó. Le dieron como premio una funda conteniendo Menta Ekla, agradable al paladar, Sudorina Estrella Azul, que el mal olor elimina, un frasco de Emulsión de Scott, aceite puro de hígado de bacalao, con el "hombre del bacalao a cuesta", una latita de leche condensada Nestlé, una botella de chocolate Trópico, un Compuesto Vegetal de la Sra, Muller y un Almanaque Bristol.