Un detalle curioso que se da con los dominicanos
que residen en los Estados Unidos es que muchos de ellos se desviven por
consumir los productos dominicanos. Se suplen en las bodegas de
artículos y productos importados desde la República Dominicana, y a los
amigos y familiares que viajan desde aquí les piden que les lleven arroz
criollo, habichuelas, café, y hasta vegetales que son impedidos de
entrar allí por regulaciones sanitarias y aduanales. Un apego a raíces
que en fin de cuentas uno no comprende debido a que el mercado
norteamericano está surtido por esos productos de excelente calidad.
Lo contradictorio es que muchos de esos dominicanos, tan apegados a los productos criollos cuando estando allá, cuando vienen de visita al país entonces prefieren y compran las marcas americanas importadas que están acostumbrados a consumir en los Estados Unidos.
Es parte de la idiosincracia del dominicano, de la que tanto se nutren los comediantes, como Cuquín Boruga, que tienen rutinas montadas en sus shows, en las que siempre resaltan las peculiaridades y el carácter del dominicano, a veces tan chocante y contradictorio. A propósito de eso, en los últimos tiempos se observa una tendencia de programas de televisión que se transmiten en el país, y que se reciben vía satélite en los Estados Unidos. Algunos de ellos montan producciones especiales, para lo cual se trasladan a Nueva York, desde donde realizan sus transmisiones.
Todo ello está muy bien, a no ser por el hecho de que a veces se trasladan hacia esa plaza a realizar programas donde incluyen los mismos combos y artistas que estamos ya cansados de ver aquí en todos los programas. Y el asunto así como que no tiene gracia.
Por lo menos en Con Domingo y El Pachá se cuidaron de eso en la transmisión que hicieron desde Nueva York el pasado sábado, pues balancearon la propuesta con la presentación de agrupaciones establecidas en esa plaza, que no están tan "quemadas" en la televisión criolla, como sucede con algunas figuras locales, que saturan con sus frecuentes apariciones en todos los programas de producción local, y entonces cuando se realiza una transmisión desde el extranjero, también allí aparecen, como si fueran fantasmas que persiguen a la gente por todas partes.
Lo contradictorio es que muchos de esos dominicanos, tan apegados a los productos criollos cuando estando allá, cuando vienen de visita al país entonces prefieren y compran las marcas americanas importadas que están acostumbrados a consumir en los Estados Unidos.
Es parte de la idiosincracia del dominicano, de la que tanto se nutren los comediantes, como Cuquín Boruga, que tienen rutinas montadas en sus shows, en las que siempre resaltan las peculiaridades y el carácter del dominicano, a veces tan chocante y contradictorio. A propósito de eso, en los últimos tiempos se observa una tendencia de programas de televisión que se transmiten en el país, y que se reciben vía satélite en los Estados Unidos. Algunos de ellos montan producciones especiales, para lo cual se trasladan a Nueva York, desde donde realizan sus transmisiones.
Todo ello está muy bien, a no ser por el hecho de que a veces se trasladan hacia esa plaza a realizar programas donde incluyen los mismos combos y artistas que estamos ya cansados de ver aquí en todos los programas. Y el asunto así como que no tiene gracia.
Por lo menos en Con Domingo y El Pachá se cuidaron de eso en la transmisión que hicieron desde Nueva York el pasado sábado, pues balancearon la propuesta con la presentación de agrupaciones establecidas en esa plaza, que no están tan "quemadas" en la televisión criolla, como sucede con algunas figuras locales, que saturan con sus frecuentes apariciones en todos los programas de producción local, y entonces cuando se realiza una transmisión desde el extranjero, también allí aparecen, como si fueran fantasmas que persiguen a la gente por todas partes.
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NIURKA BAEZ,
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